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Reportaje:JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO EN TURÍN

De sorpresa en sorpresa

El francés Deneriaz se impone en el descenso a los austriacos y estadounidenses, los favoritos

Los Juegos se llenaron de sorpresas. Desde el esquí alpino hasta el fondo pasando por los saltos. Ayer se repartieron los oros, pero casi nadie habría acertado en la quiniela de los favoritos Las citas olímpicas cada vez son más de quienes las preparan, como el ciclista norteamericano Lance Arsmtrong sus siete Tours: para explotar en el momento crítico.

Había hecho el mejor tiempo en el último de los tres entrenamientos reglamentarios antes de la prueba reina, el descenso, pero no se le había hecho mucho caso. De hecho, ese puesto le daba el dorsal 30, el último de la primera serie, demasiado atrás, con la pista posiblemente muy estropeada y los favoritos frenando en el último tramo para no hacer buenos tiempos. Pero lo de Antoine Deneriaz, un mocetón a punto de cumplir los 30 años, de Bonneville, en la Alta Saboya, no muy lejos de aquí, y que vive en la suiza Lausana, no iba a en broma. Sólo había ganado tres descensos de la Copa del Mundo en 2002 y 2003 y fue 12º en Salt Lake City 2002 y octavo en los Mundiales de 2003. Un buen esquiador, no una estrella, con el añadido de que estuvo lesionado la pasada temporada en una rodilla y volvió en la actual. Pero tuvo su día. Puso en marcha sus 1,97 metros y 89 kilos y, cuando ya casi nadie lo esperaba, le sacó nada menos que 72 centésimas, la distancia mayor al segundo clasificado en un descenso olímpico desde Innsbruck, en 1964, al austriaco Michael Walchhofer.

El líder de la Copa de esta temporada, el más regular y seguro de la armada austriaca, había dejado las cosas supuestamente resueltas desde su bajada en el décimo lugar. Sólo el suizo Bruno Kernen, conocedor y a gusto en una pista donde también dio la sorpresa y ganó los Mundiales de 1997, se le había acercado a 30 centésimas y el incombustible noruego Kjetil-Andre Aamodt, en busca de su octava medalla olímpica, a 36. Pero Deneriaz lo bajó del podio. Y superó a Walchhofer desde el primer parcial. La primera parte de la pista le iba muy bien y no sorprendió del todo, pero asombró ya cuando aumentó su ventaja en las dos siguientes.

Los 3.299 metros del recorrido con un desnivel de 914, casi un kilómetro y, sobre todo, los cinco saltos, el Ángel, la Motta, el Torrone, el Azul y la Borgata, se les atragantaron a los restantes favoritos. De los austriacos, el campeón olímpico, Fritz Strobl, hizo el primer mejor tiempo al bajar cuarto, pero acabó octavo. Hermann Maier se perdió tras la parte alta con los saltos y fue sexto. Y, de los estadounidenses, Daron Rahlves defraudó al irse ya de la línea en una de las primeras curvas y se fue al décimo puesto. Mucho mejor estuvo Bode Miller, con sus métodos tan particulares, aunque no le dejaran pasar del quinto. No fue a ver la pista como es habitual y prefirió quedarse en su caravana hasta casi una hora antes de la salida. Nuevamente, lo mismo que se le vio en una discoteca a su llegada a Turín, la noche del sábado estuvo en un bar de Sestriere bebiendo con unos amigos.

La jornada tuvo más sorpresas. No hubo duelo en el aire entre las dos estrellas de la temporada y del torneo de los Cuatro Trampolines, pues en el primer salto desde el de 90 metros el checo Jakub Janda falló y no se pudo recuperar. El finlandés Janne Ahonen, que sigue sin medalla olímpica, la perdió en el siguiente salto, cuando iba segundo. El noruego Lars Bystoel logró el primer gran triunfo de su carrera.

En el fondo, el ruso Eugeni Dementiev, en los 30 kilómetros, y la estonia Kristina Smigun, en los 15, derrotaron al sprint a los favoritos.

Sólo en luge, el trineo con el participante tumbado boca arriba, el italiano Armin Zoeggler, ya campeón olímpico y mundial, cumplió el pronóstico en su casa.

Pero hasta el estadounidense Shaun White, gran favorito en el half-pipe del snowboard, pasó el apuro de tener que repescarse en la calificación para poder demostrar luego que es el mejor.

Antoine Deneriaz celebra su victoria.
Antoine Deneriaz celebra su victoria.REUTERS

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