Ana Zamora monta 'Tragicomedia de Don Duardos', de Gil Vicente, para la CNTC

Tragicomedia de Don Duardos, obra de Gil Vicente considerada uno de los textos líricos más bellos, es el título elegido por Eduardo Vasco para dar a conocer obras clásicas no estrictamente teatrales en la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC). El montaje, dirigido por Ana Zamora, especializada en textos renacentistas, se estrena hoy, en el teatro Pavón de Madrid, con música de Alicia Lázaro, escenografía de Richard Cenier y con los actores Francisco Merino, Clara Sanchis, Fernando Cayo, Arturo Querejeta y Nuria Mencía, entre otros.

El portugués Gil Vicente escribió esta obra en español en 1522, época en la que en la corte portuguesa se practicaba el bilingüismo. "Es el texto español más importante del Renacimiento y una de las obras poéticas más bellas de la lengua castellana de todos los tiempos", señalan Vasco y Zamora. "Toma el argumento de una novela de caballerías y construye algo muy original, con una estructura en la que prima más lo lírico que lo dramático, por lo que hemos reorientado todo hacia la teatralidad a la que estamos acostumbrados", comenta la directora, que habla del Renacimiento como una etapa casi existencialista en la que se habla del amor como algo ineludible y en la que hay una búsqueda de la individualidad. "Todo muy actual, como en las series televisivas, sólo que Gil Vicente lo hace bien", apunta.

Espectáculo total

El autor fue en su época un hombre de teatro total. Dirigía, componía, escribía textos, montaba celebraciones en torno a la corte y abordaba un tipo de dramaturgia que se inventaba en el momento. En este montaje los actores también bailan, tocan instrumentos, cantan... "Poesía, canto, música y danza son elementos comunes de una dramaturgia propia que difícilmente ha encontrado su sitio en nuestros escenarios", apunta Vasco, quien confiesa que al seleccionar este título para la CNTC pensó que nadie mejor que Zamora para montarlo.

La joven directora, titulada en la Escuela de Arte Dramático de Madrid, ha mostrado desde adolescente una clara inclinación por el teatro clásico y en especial por el renacentista, que ya ha abordado en varias ocasiones con su compañía Nao d'Amores, fundada en 2001. Con ella montó dos obras de Gil Vicente, Auto de la Sibila Casandra y Auto de los Cuatro Tiempos. Ambos montajes fueron calificados de joyas escénicas. Ella dice con humor que detrás de su interés por investigar en un teatro de otros tiempos quizá haya elementos psicoanalíticos. "Mis abuelos son filólogos

[uno de ellos, el académico Alonso Zamora Vicente], mi padre arqueólogo, mi madre etnóloga, mis tíos investigadores, yo estudié Historia... y supongo que he vivido en un ambiente que tiene que ver con la búsqueda del análisis y con un afán por llegar a un entendimiento del pasado para poder comprender mejor lo que nos traerá el futuro", comenta la directora.