Los sindicatos no logran movilizar a los franceses contra la reforma laboral

Los sindicatos y la oposición de izquierda fracasaron ayer -al menos en cuanto a su capacidad de movilización- en la lucha que mantienen contra la reforma del modelo de contrato laboral que el Gobierno conservador de Dominique de Villepin está llevando a cabo en Francia. Las manifestaciones convocadas en todo el país, coincidiendo con el debate en la Asamblea Nacional sobre el nuevo contrato para jóvenes que permite el despido durante los dos primeros años, apenas consiguieron reunir a 150.000 personas. Pese a que el Ejecutivo cuenta con una amplia mayoría absoluta en la Cámara, los diputados de izquierdas intentaron ayer retrasar la adopción del texto.

"Escucho a los que se manifiestan, pero también a los que no se manifiestan", dijo Villepin. El primer ministro defendió en la Asamblea el llamado contrato de primer empleo (CPE, en sus siglas en francés) destinado a los jóvenes de menos de 26 años en empresas de más de 20 asalariados, que permite el despido sin justificación durante los dos primeros años, con el argumento de que abrirá la puerta del mercado laboral a los jóvenes.

Según Villepin, la izquierda se refugia en el "inmovilismo" y pretende hacer creer a la sociedad francesa que "la seguridad está en el statu quo", cuando la solución está en "avanzar" como hacen otros países, entre los que citó a Alemania, los países escandinavos y España.

Por su parte, en Alemania, alrededor de 10.000 empleados públicos de basuras, guarderías y cementerios del Estado federado alemán de Baden Würtemberg realizaron ayer su segundo día de huelga para presionar a la Administración regional, que quiere volver a la semana de 40 horas.Los empleados públicos de los Estados federados alemanes trabajan actualmente 38,5 horas semanales, informa Cecilia Fleta.