"¡Volveremos a ganar!"

En medio de la desolación provocada por la derrota ante el equipo francés y casi sin saber exactamente cómo, la selección española fue componiendo un ruedo en un lado de la pista en el que acabaron unidos todos los jugadores y los técnicos. Estaba claro que allí se estaba lanzando un conjuro, se estaba marcando un reto que hiciera olvidar el traspié que se acababa de sufrir. "¡Volveremos a ganar!", proclamaron todos a una; "esto no se ha acabado".

Aquel acto de fe no lograba impedir que el pensamiento fuera por otros derroteros. Pero, al menos, suponía una reafirmación de intenciones. "Estábamos completamente hundidos", reconoció David Barrufet minutos más tarde; "pero todos teníamos el sentimiento de que este equipo puede dar mucho más. Y así nos lo dijimos a nosotros mismos".

Tras aquello, los jugadores fueron abandonando la pista y entraron en una sala lateral. Otra vez allí se encontraron con su soledad, con su sentimiento de haber perdido una gran ocasión.

Sin embargo, sólo unas horas más tarde, la valoración de lo que acababan de lograr había cambiado. "Tenemos una medalla de plata", proclamó Juan Carlos Pastor; "tras el partido, estábamos fastidiados, pero ahora hemos recuperado el ánimo y valoramos lo que hemos hecho. Lo hemos dado todo".

" Más es imposible", agregó Iker Romero; "somos campeones mundiales y subcampeones europeos. Estamos contentos de seguir ahí. Y les aseguro que daremos la cara en Alemania

[sede del Mundial de 2006]".

Faltó frescura física y mental

"Me siento orgulloso de este equipo", prosiguió Pastor; "orgulloso de lo que hacen, de cómo colaboran, de la forma en que aceptan mis decisiones... No les puedo pedir más. La gente se ha vaciado hasta la extenuación. Lo único que nos ha faltado ha sido frescura física y mental. Y eso es imposible mantenerlo en una competición tan intensa como un Europeo, en el que se juegan ocho partidos en once días. Es una locura. Y alguien debería pararla".

En el vestuario, el conjunto recibió la visita de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarín, ex jugador de la selección. "Ánimo y adelante", les dijo el duque de Palma. "Enhorabuena por la plata que acabais de ganar. Si hay que perder, casi es mejor así que por un gol", matizó. Entonces, todos empezaban ya a remontar y a pensar que este equipo ha cuadrado un ciclo ganador sólo roto por esta final.

"Una plata es muy importante", concluyó Pastor; "cuando has sido campeón, lo más difícil es volver a ganar. Y nosotros lo hemos hecho. Seguimos estando arriba a nivel internacional. Y nuestra intención es seguir ilusionando y conseguir que la gente siga creyendo en nosotros".