Campbell, baja por desamor

Sol Campbell abandonó Highbury en el descanso del partido contra el West Ham, el miércoles pasado, tras conocer que su entrenador, Arsène Wenger, lo sentaría en el banquillo. Había cometido dos errores que habían adelantado al West Ham (1-2) por dos veces. Dos errores impropios de un gigante como él, todo músculo, todo potencia. Un central rocoso al que Bobby Zamora, delantero del West Ham, convirtió en gelatina para sorpresa del público local y para desazón del propio Campbell.

"Lo vi muy deprimido", explicó Wenger tras el partido; "aunque se ha marchado sin el permiso del club, no lo ha hecho con ánimo de faltar al respeto a nadie. Simplemente, necesita un descanso".

El periódico London Evening Standard publicó ayer que todo se debe al desamor. El poderoso Campbell, asegura, ha sucumbido a la "tortuosa" relación que mantiene con una diseñadora de 46 años de edad llamada Kelly Hoppen. Al parecer, tras diez meses de apasionado romance, la mujer le confesó estar enamorada de un hombre de negocios llamado David Knight.

El culebrón cogió desarmado a Campbell, que desde hace meses da muestras de profundas dudas. Tras cambiar a su agente de toda la vida por uno con residencia en Hollywood, más conectado al mundo de la moda y el cine que al fútbol, el jugador parece sumido en una persistente crisis de identidad. No sabe en qué sector del negocio del espectáculo concentrar su talento.

Campbell se hallaba en plena turbulencia cuando se cruzó en el camino de Bobby Zamora. El gol del West Ham le sirvió a modo de epifanía. Desde entonces ha decidido que no se puede jugar al fútbol y tener la cabeza en Hollywood al mismo tiempo.

"No sé donde se encuentra", dijo ayer Wenger; "no he hablado con él desde el miércoles y supongo que volverá la semana que viene. Creo que sólo necesita unos días para despejarse".