Baghdatis presenta su candidatura

Toda Nicosia, todo Chipre, es un clamor. Marcos Baghdatis, un joven de 20 años, de Limassol, ya es el nuevo héroe nacional, el deportista más grande del país, aquél que ha descubierto a sus compatriotas que existe un deporte llamado tenis y que uno de los suyos es capaz de codearse con la élite. Nunca se había producido tanta expectación ante los televisores. Sólo David Nalbandián se oponía a su presencia en la final del Open de Australia. Un listón muy alto por la calidad del argentino, que se impuso en los dos primeros sets (6-3 y 7-5). Pero Baghdatis apretó los dientes, tensó los músculos, afinó sus golpes y dio la vuelta al partido venciendo en los tres siguientes (6-3, 6-4 y 6-4). De pronto, después de tres horas y media intensas, llegó la explosión. Las calles chipriotas se inundaron de gente coreando su nombre al ritmo de las bocinas de los coches. El propio presidente de la República, Tassos Papadopulos, se congratuló de haberle eximido personalmente del servicio militar: "Debe consagrarse al tenis. El Gobierno es consciente de su talento. No ha defraudado la confianza que pusimos en él".

"Se merece lo que ha alcanzado". A Nalbandián no le dolieron prendas: "No es nada lindo perder un duelo casi ganado, pero él está jugando muy bien". "La armada griega ha sido impresionante", agradeció Baghdatis, en alusión a las decenas de espectadores que le apoyan desde las gradas de Melbourne. Pero no se olvidó del entusiasmo que ha despertado en su tierra: "Muchos niños no han ido al colegio. Querían verme por televisión. No podía hacerles sentir mal". "De todas formas, no hablo demasiado por teléfono con mi gente", matizó, "porque necesito estar concentrado". "Esto es un sueño que se va haciendo realidad. Ahora estoy muy cansado, pero estaré listo el domingo cualquiera que sea mi rival", confesó. Será el suizo Roger Federer, el número uno, o el alemán Nicolas Kiefer.