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Entrevista:JUAN VIDA | Pintor

"He nadado solo, unas veces a favor de la corriente y otras en contra de ella"

El pintor Juan Vida (Granada, 1955) vive ahora uno de sus mejores momentos profesionales volcado en su trabajo. Acaba de clausurar en la Galería Sandunga una muestra de sus últimas creaciones titulada La estrella de oriente tras su última presentación en Madrid, Vida y milagros. Vida encara el año 2006 como uno de los pintores andaluces más influyentes.

Pregunta. ¿Por qué La estrella de oriente?

Respuesta. Es bien sencillo: hace unos meses que tenemos una hija que se ha convertido, por su talento natural, en la verdadera estrella que alumbra mi vida.

P. El color ha tomado un importante protagonismo en su obra

R. Bueno, desde siempre la pintura se ha sustentado en dos principios muy básicos: la línea y el color, prevaleciendo alternativamente lo uno sobre lo otro. Ahora me toca conjugar a partes iguales estos dos principios. Creo que tiene que ver con eso que llamamos madurar.

P. ¿A qué se debe la aparición en su obra de iconos relacionados con la infancia?

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R. Puede ser que a dos motivos: uno común a todos, el del paraíso perdido, y otro el de mi vida privada que ha pasado por un largo episodio dominado por la imposibilidad de tener hijos biológicos, lo cual ha generado una obra que tiene mucho que ver con la introspección psicoanalítica. Se trataba de nombrar lo innombrable, de enfrentarse a la realidad sublimándola en unos cuantos iconos, que, por otra parte, no dejan de ser metáforas de la realidad, es decir que la sustituyen.

P. ¿Se considera un pintor literario?

R. Yo quiero considerarme un pintor que tiene la necesidad de que su pintura cuente historias, pero siempre desde la propia pintura, en un recorrido que debe empezar de forma necesaria en la pintura para llegar a contar, desde su idioma específico, una historia que el espectador ha de entender en los términos propios del género.

P. ¿Qué tiene de narrativa la obra de Juan Vida?

R. En mis cuadros aparecen articulados una serie de elementos que despiertan en el espectador determinados resortes de la memoria. Pero yo no pretendo cerrar una historia en cada uno de mis cuadros, más bien lo que hago es abrir algunas puertas para que otros entren en habitaciones que a lo mejor o a lo peor estaban cerradas.

P. ¿Y de poética?

R. Vuelvo a los iconos. La pintura es una metáfora que el pintor describe desde su propia visión del mundo, y que se ofrece al espectador en dosis pequeñas que se agrandan al tocar determinados resortes. Un artista ha de ser ante todo contemporáneo, en el sentido de acertar en poner música a la película de la vida que le ha tocado vivir, en decir las palabras que los otros no saben o no pueden decir, o en ver las cosas que los otros intuyen, pero no ven y que alguien tiene que revelarles.

P. ¿Resulta arriesgado utilizar el imaginario bíblico en el siglo XXI?

R. No creo. Además, siempre ha sido un repertorio muy recurrente y muy presente en nuestro imaginario común. No sabes hasta qué punto está presente en nuestras vidas. Lo que yo hago es utilizar algunos elementos propios de la tradición iconográfica occidental-cristiana, como si desconociera su significado original, recomponiéndolos dentro de otras posibles historias.

P. ¿Qué hay de melancolía y de vuelta al pasado en los cuadros de Juan Vida?

R. Mi pintura siempre se ha alimentado de la memoria, de lo que no estoy seguro es de haber tenido la voluntad de ser melancólico. Siempre he pretendido ser más cáustico que melancólico. Pero si hay una palabra bonita, esa es la palabra melancolía. Te quiero decir con esto que una cosa es lo que el artista pretende y otra bien distinta lo que evoca su obra.

P. ¿Cuál es el proceso de creación de uno de sus cuadros?

R. El comienzo de un cuadro mío está en la acumulación de color sobre el lienzo. Es decir, que empiezo pintando y despintando en un proceso en el que la única protagonista es esa materia que llamamos color, para luego ir definiendo los espacios en los que se han de situar las cosas figurativas que aparecen en el cuadro, y por fin darle forma a esas cosas, animales o personas que "viven" en él.

P. ¿Nada a contracorriente?

R. Hace mucho tiempo decidí que lo que yo sabía hacer era pintar, y que era mejor que no me aventurara en territorios en los que lo más probable es que me perdiera, En ese sentido sí que he nadado solo, unas veces a favor de la corriente y otras en contra de ella, pero sin dejar de hacerlo nunca en una misma dirección, la que a mí me ha satisfecho en cada momento. No se puede olvidar que el primer espectador del cuadro es el propio artista.

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