El día de Reyes
Terminó el primer acto y lo hizo a lo grande, con un partido en Badalona representativo de lo que hoy en día es el baloncesto. Llegaba el Madrid con el agua al cuello y el DKV lanzado y dispuesto a dar el golpe de gracia que suponía eliminar del primer título, la Copa, a sus históricos rivales. La cosa se suponía tensa e intensa y sin duda no defraudó. Fueron cuarenta minutos extenuantes en lo que se refiere al esfuerzo físico desplegado, con momentos defensivos magníficos por parte de ambos equipos, muy trabado casi siempre, y donde se pelearon los rebotes con si aquello fuese una competición de lucha grecorromana. Hubo tiempo también para el lujo y la fantasía, gotas contadas eso sí, pero que por escasas hasta llegan a emocionar. La mayoría las protagonizó Rudy Fernández, al que por otro lado se le echó de menos en los minutos decisivos, donde el futuro del Joventut recayó, por decisión propia, en Elmer Bennett. Visto el resultado no fue una buena elección, pues el bueno de Bennett, quizás por lo ocurrido el año pasado en su estancia en el Madrid donde finalmente fue cortado, anduvo demasiado revolucionado.
No es de extrañar que jugándose en estos terrenos tan musculosos, un jugador sobresaliese hasta el punto de tener buena culpa de que el Madrid pueda disputar su Copa. Felipe Reyes estuvo inconmensurable. Lo está siempre en cuanto a esfuerzo se refiere, pues despliega en el campo una actividad sobresaliente. Pero no siempre le acompaña el acierto, o se mete en líos de personales, o algunas de sus decisiones no son las correctas. En un partido tan importante para su equipo, Felipe respondió con una actuación de categoría, sobria y responsable, estando en todas partes y siempre para bien. Cuando el partido circulaba por senderos nada favorecedores, con los habituales faros del equipo como son Rakocevic y Bullock sufriendo algún que otro ataque de desorientación, Felipe siempre estuvo allí, defendiendo, molestando, robando balones, yéndose hacia el aro, en definitiva manteniendo el espíritu y el ánimo de un equipo en alerta roja. Si el Madrid ha sobrevivido a una situación límite como en la que se han metido poco a poco a través de una primera vuelta ciertamente descorazonadora, Reyes cuenta con una gran cota de protagonismo.
Con lo ocurrido en Badalona, sumado a la victoria del Akasvayu en Menorca, la Copa presenta definitivamente un plantel estelar. Todos los equipos llamados en principio a jugarse los trofeos estarán presentes, y con ellos la mayoría de jugadores principales. Y todo envuelto en una realidad latente, la extrema igualdad en la que vive la aristocracia del baloncesto español. En menos de cuatro semanas llegará el momento de los Navarro, Scola, Garbajosa, Rudy, el recuperado y cada día mejor Raul López o la pareja anotadora del Real Madrid, por lo que se intuye un gran fin de semana. Por último, sería injusto no recordar al gran perjudicado de la discutible norma favorecedora hacia los anfitriones. El Fuenlabrada, con dos victorias más que el Madrid, se ha quedado fuera. No les servirá de gran consuelo, pero al menos merecen el mayor de los reconocimientos hacia su esfuerzo, su juego y sus resultados.
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