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Crónica:DE LA NOCHE A LA MAÑANA
Crónica
Texto informativo con interpretación

La riñonada de Julio Iglesias

Tamaños

El torrefacto cantarín percibió mil millones de pelas por defender sus intereses a nombre de nuestra comunidad, en una vergonzosa operación de imagen que ni dio resultados ni los dará fuera de los tribunales de justicia

Los redactores de noticias de Canal Nou tienen una afición desmedida a aproximarse a la medida de las cosas grandes mediante su comparación con las dimensiones de un campo de fútbol, y así una viga para un puente será como treinta campos de fútbol, o unos terrenos recalificados como ochenta, etc. No se sabe si el espectador se hace una idea cabal de lo que mide un campo de fútbol, además de que no se dan detalles, al elegirlo como comparante, si se refieren al total de sus instalaciones o solamente al terreno de juego, pero cabe suponer que el ejemplo se usa en la confianza de que todo el mundo sabe lo que mide el dichoso campo de fútbol, aún sin precisar su categoría, presunción que uno sospecha bastante alejada de la realidad. También las comparaciones las carga el diablo, como aquella del cole de hace muchos años según la cual el estómago tiene forma de gaita gallega. Comparación que cuela hasta que uno repara en que se trata exactamente de lo contrario.

El gusto por la metáfora

Diga lo que diga el diccionario, sólo los poetas, ya escriban en verso, en prosa, o hagan obras dramáticas, conocen el poder de condensación y desplazamiento de la metáfora, algo que comparte con su primo hermano, de menor categoría, el chiste. No se trata nunca de una comparación, como creen todavía algunos, y es una rara avis que a veces cuesta localizar en el cuerpo difuso del texto. Siempre es luminosa, por no recurrir al término moralizante de ejemplar, cuando se encuentra. Son abundantes en el mejor García Lorca (qué perfume de flor de cuchillo, tu voz como columna de ceniza...), y en los grandes teatreros (Marlowe: "Mira, mira cómo la sangre de Cristo fluye por el firmamento"), o Shakespeare (que se provea de ellas el lector), y los narradores de fuste (Faulkner: .. el instante atónito...; sintió girar sobre sí mismo el eje de la Tierra...). En vano se buscará metáforas de peso en autores actuales. Su elaboración es larga y repleta de ardides, y nada desdeña más que el apego a las prisas.

La hora de Chile

Mujer, médica y socialista, Michelle Bachelet supone en estos momentos una esperanza enorme para los sectores más desfavorecidos de Chile, que recupera así, deseamos que con cierto esplendor, una trayectoria tan dramática como arteramente segada por el general Pinochet. Algún día habrá que saldar cuentas de una vez con esa pandilla de salvapatrias que ingieren la Sagrada Comunión desde la torreta de los tanques que masacran a sus conciudadanos, pero baste por el momento un recuerdo emocionado a Salvador Allende, que sólo se equivoco, en su célebre "más pronto que tarde" de su discurso de despedida, en lo que toca al calendario. Chile se suma así a una corriente imparable del socialismo de la realidad que barre el panorama latinoamericano, populistas incluidos. En todos los casos se trata de recuperar la maltratada dignidad de tantos de esos pueblos.

En pesetas

Lo peor no es que un Julio Iglesias en el declive de su carrera se embolsara mil quilos de pesetas por representarnos mientras que el contrato con el Ivex declaraba sólo (¡sólo!) 375 millones. Esa brillante operación tan próxima a la estafa era el prólogo de especulaciones más beneficiosas para sus protagonistas. Lo que no tiene nombre es que una comunidad autónoma que es la primera de todas las españolas cifrara en un tipo lastimero de ese calibre sus legítimas aspiraciones de promoción internacional. Qué no le habrían pagado a Concha Piquer por ese tipo de representación artística. Diego Duch, consejero de Industria entonces, y el propio Eduardo Zaplana negaron que lo que ahora se sabe, y lo que se sabrá, fuera cierto. Y en sede parlamentaria. Francisco Camps debería tener algo que decir. Si puede.

Evaluaciones

La Consejería de Educación quizás debería autoevaluarse en lugar de someter a 42.000 niños de ocho años al paripé de unas pruebas sobre lo aprendido en cursos anteriores de primaria. Más bien podrían preguntar a los alumnos su opinión sobre las instalaciones del centro, el servicio del comedor, la actitud de algunos tutores y tutoras, la supervisión de cuidadores y cuidadoras en el recreo del patio, y demás asuntos en los que, sin duda, tanto los alumnos como sus padres manifiestan un gran interés. Claro que si se trata de dictaminar que los concertados funcionan mejor que los públicos, cualquier evaluación es buena. Por otra parte, ¿cómo evaluarían a una niña que asegura estar más interesada por Naturaleza que por Mates, porque las flores huelen y los números no? Con argucias como esta sorprendente evaluación, pronto aprenderá que los números también huelen.

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