Solidez confesional
En vista de lo revuelto que anda hoy en día el poco edificante gallinero de la política estatal y local, posiblemente saldríamos ganando si su descendencia directa se olvidase de tomar el relevo de las arengas y soflamas incendiarias y se dedicase a empuñar una guitarra. Especialmente si es para componer buenas canciones. Ese al menos ha sido el camino escogido por Manolo Tarancón, hijo de quien fuera hace algunos años presidente de la Diputación y conseller de Cultura, y, lo que sin duda es más relevante, responsable de uno de los debuts más consistentes que ha dado a luz la escena rock valenciana en meses. Porque es de rock precisamente, entendido como concepto, de lo que hay que hablar si atendemos a su incipiente temario. Pese a la socorrida etiquetación como cantautor al servicio de esmeradas letras en castellano (quizá también avivada por la cubierta de su álbum), su discurso se sitúa mucho más cerca de Dylan o, por buscar referentes más cercanos, el inevitable Quique González, que del de Sabina o Serrat, por establecer una diferenciación rápida y directa.
Manolo Tarancón
Manolo Tarancón: Voz, guitarra y hármonica. Vicente Prats: guitarra. Txema Mendizábal: Bajo y voces. Roberto Timón: Batería. Nacho Quintín: Teclado. Ana del Río: Violín. Black Note Club. Valencia, sábado 21 de enero
La presentación local de Desde mi interior mostró a un cantante joven pero tempranamente dotado de oficio, credibilidad y buenas maneras, reforzado por una estupenda banda que dotaba de solidez y rotundidad un repertorio de los que demandan atención. Composiciones plenas de fraseos dolientes, confesiones a media voz y guitarras arenosas, con Calle Navellos, Un día más o Puede que nunca lo descubras como algunos de sus mejores argumentos. El breve capítulo de versiones (Bob Dylan vía The Byrds y Andrés Calamaro) y el electrificado final de Sin saber dónde voy (al más puro estilo Neil Young) incidieron en la delación de algunas de sus saludables filias, de las que sólo el tiempo confirmará su condición de sólidos cimientos de una carrera que promete mejores frutos, aunque aún le quede casi todo por hacer.
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