"Me aterran los ocurrentes"
Nació en San Sebastián hace 56 años, hijo de un trabajador de la carne en el mercado, y ahora es catedrático de Metafísica y rector de la Universidad Autónoma de Madrid. Su especialidad es la filosofía, y su método, la ironía ilustrada; uno de sus libros más importantes es La filosofía, la salud y la muerte (Adaba ediciones). Ante estudiantes de periodismo alertó recientemente contra aquellos que convierten sus ocurrencias en pensamientos. "Me aterran los ocurrentes", dice. De su percepción de lo que sucede en su tierra natal, ante la perspectiva de una tregua, y de lo que pasa en otros rincones de España y el mundo está hecho este diccionario de la vida de Ángel Gabilondo.
TREGUA. Es un término que explica que algo no ha ido bien pero puede ir mejor. "Nos damos una tregua". No es lugar de residencia, es un lugar de paso, fecundo y necesario. No son espacios necesarios como arma política, sino como ocasión. Indican un cambio de actitud, una toma de posición ante otras líneas de acción. Es un momento para coger fuerzas, para reactivar algunas convivencias. Si no es esto no creo en la tregua. No es lo mismo detenerse que darse una tregua.
"Euskadi o es el nombre de un gran acuerdo o no sé muy bien qué es. Sería un pueblo que apuesta por un futuro, en solidaridad con todos los pueblos"
"Si hablamos del Estatut, debemos plantearnos quiénes somos y qué queremos hacer de nosotros mismos en este preciso momento"
VIOLENCIA. No hay una violencia en el corazón de la sociedad, y si existiera habría que combatirla. La comunidad, la ciudad, es una forma de dar respuesta pacífica a la violencia, de establecer un pacto contra ella. Nunca ha de ser un recurso, ni una coartada, ni un procedimiento. Soy partidario de los procesos para la paz, tengo una idea combativa de la paz. La paz exige esta acción permanente contra las formas muy sofisticadas de violencia que traman todo el tejido social. La violencia de los gestos, de las palabras, es el preludio de la violencia física.
EUSKADI. Pienso que cuando se quiere ir demasiado lejos se llega a una forma de retroceso: amplías un problema y ya hallas una razón para no resolverlo. Hegel llamaba terrorismo de la voluntad a lo que hacen aquellos que quieren unir inmediatamente la voluntad con la ejecución de algo: es como cuando un niño quiere ya aquello que se le antoja. Hegel pensaba que eran necesarias las mediaciones, los procesos, para resolver los problemas. Y yo añadiría aquí que los acuerdos son los que permiten un nivel de consenso y de participación. Euskadi o es el nombre de un gran acuerdo o no sé muy bien qué es. El Euskadi que debe nacer de ese acuerdo sería un pueblo que apuesta por un determinado porvenir, pero en solidaridad con todos los pueblos. No puede ser una coartada para la exclusión o para la marginación.
HASTÍO. O aburrimiento ontológico, ese que nace más por lo que no hemos hecho que por lo que hemos hecho; como si estuviéramos hartos de lo que hemos tenido. La sensación de que todo da igual. Conduce a la indiferencia o al oportunismo. Se preconiza cómo pasar o cómo sacar tajada. Nace de la desconfianza de que ocurra algo verdaderamente diferente. Produce un ejército de personas aburridas y aceleradas. Es un lujo poco presentable tal como está el mundo; el mundo requiere acción y transformación. Uno no se puede permitir ser aburrido; hay mucho que hacer, mucho que decir. Alrededor hay miseria e ignorancia, injusticia; ser insensibles o aburridos es colaborar a que persistan.
LIBERTAD. No es sólo un estado de ánimo, no sólo libre albedrío; no seremos libres hasta serlo todos. La libertad está unida a la justicia, y soy partidario de que ambos conceptos se conjuguen juntos. Es importante poder decir lo que uno piensa, pero es muy importante poder pensar. Hay un sistema de eliminación de la palabra previo a su silenciamiento; no es que se prohíban algunas palabras, es que no se dejan brotar.
ESTATUT. Cuando hablamos del Estatut de Cataluña debemos plantearnos quiénes somos y qué queremos hacer de nosotros mismos en este preciso momento de la historia. Es un debate que no debe apropiárselo nadie, sino España, comunidad de comunidades. ¿Nación? No me asustan los términos. En la historia de las palabras hay afectos; nación es una palabra que me produce menos nervios y emociones que a otros. Desde luego, no haría de esto una batalla. Me refiero tanto a los que la defienden como a los que la atacan. Respeto a quienes sientan una vinculación afectiva y política con esa palabra. Sólo digo que no es la batalla por la que yo combatiría.
POLÍTICOS. La política es una forma de vivir, un oficio indispensable, siempre que no se abra un abismo con respecto a los ciudadanos. El peligro es que se convierta en una mera ocupación tecnocrática. Respeto a los políticos, pero detesto la politiquería y a los politicastros, los que hacen de la política un negocio de la vida pública en beneficio propio. También hay politicastros entre los ciudadanos.
ESTUDIANTES. Deberíamos serlo todos. Los que lo son ahora están en un proceso de búsqueda de fórmulas adecuadas de participación y de intervención en la vida pública, y de nuevas formas de lo político. En la Autónoma no los llamamos alumnos, los llamamos estudiantes, que es una forma mucho más activa de describir lo que hacen, y lo que quieren hacer, que es participar en la investigación; han dado muestras de su compromiso, saliendo a la calle cuando el Prestige, cuando Irak, cuando la LOU; tienen inquietudes, y son capaces de luchar por ellas.
LOE. Necesitamos una ley un poco más atrevida, pero por lo visto el pacto no podía ir más lejos. Hay legítimos intereses, se dice: pero son intereses. Tenemos un modelo de educación que a mí no me gusta mucho en la secundaria. La educación es un bien público y no creo que sea indiferente quién lo gestione. Hay que pensar en profundidad en qué es ser laico, por qué los valores han de ser de orden religioso, como si los que no son de origen religioso fueran vacuos o fatuos.
BACHELET. Es un nombre simbólico, el del país, el de la nueva presidenta. Cuando oigo Chile me suenan versos y canciones. Ojalá Bachelet haga más para que se redistribuya la riqueza, para que haya más clase media. Y desaparece el fantasma de Pinochet, arrastrado además en la bruma de la deshonestidad.
MESURA. Se malinterpreta la mesura diciendo que es mediocridad. Es la contundencia de la razón, de la serenidad. No es la equidistancia; se opone a la crispación, a la imposición y a la precipitación. Es voluntad de preferir, pero preferir tras deliberar y acordar con otros. Me erotizan los acuerdos, negociar siempre con la distancia adecuada.
OCURRENCIAS. A veces se confunden con lo primero que a uno se le ocurre. Lo que uno piensa no es aquello que a uno se le ocurre. Entre otras cosas, porque el pensamiento incluye la voluntad. Ahora estamos en el imperio de las frases, de lo chistoso, de lo ingenioso, y eso hace estragos en la política y en los medios. Da a lo que se dice una imagen de inconsistencia y de frivolidad. Me aterran los ocurrentes.
PERIODISTAS. En general, tenéis prisa, y lo comprendo, pero podéis ser víctimas del afán de novedades, algo entronizado en exceso porque confunde lo bueno con lo nuevo. Pero yo valoro enormemente la mediación de la palabra. Y de la comunicación, que no es la mera transmisión de noticias. Más que hablarle a él, hablar con él.
Rector de las rarezas
ÁNGEL GABILONDO DA CLASE tres veces a la semana a 30 estudiantes de Metafísica. El resto del tiempo lo dedica al rectorado de la Universidad Autónoma. Es un profesor peculiar y un ser humano animado por la convicción de que todos debemos defender "nuestras pequeñas rarezas". Cuando se dirige a los alumnos, o al público, no desperdicia la ocasión para alertar contra los lugares comunes. Una de sus obsesiones es la reivindicación de la ciudadanía, contra la que ahora se levanta un muro de desmesura.
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