Huesito revive en La Romareda
Destituido Bianchi, Galletti aún aspira a triunfar en el Atlético
Luciano Martín Galletti (La Plata, Argentina; 1980) volvió a saborear el gol el miércoles en la Copa. Pero no lo celebró. Sabía que el público le adora. Su silencio fue el agradecimiento a La Romareda y al Zaragoza, que ganó precisamente la Copa de 2004 con un tanto suyo en la prórroga (3-2) frente al Madrid. Pero el que anotó con el Atlético esta semana, que asustó al Zaragoza pero no lo derribó -el cuadro madrileño se ha apuntado ahora a la Copa Intertoto para tratar de entrar en Europa-, le supo a gloria. Olvidaba así seis meses de penurias. Hoy, en el mismo escenario, ansía repetir.
Las andanzas de Huesito -el apodo se lo pusieron sus compañeros del Estudiantes de La Plata por sus piernas esmirriadas- en Zaragoza no pasaron inadvertidas. Incluso el Liverpool de Rafa Benítez preguntó por él. Y Galletti, que en el Zaragoza no tenía la titularidad asegurada porque estaba Cani y no acababa de congeniar con el técnico, Víctor Muñoz, tenía clara su marcha. El club aragonés, sin embargo, deseaba renovarle. Pero, sin otra salida, le vendió antes de que se fuera gratis a la siguiente temporada. Su destino fue el Atlético, con el que se había comprometido nada más acabar la Liga, por lo que puso a la venta su casa antes de irse de vacaciones. Pero Carlos Bianchi, el entrenador rojiblanco recientemente destituido, apostó por Maxi Rodríguez, que marcó 15 goles el curso pasado con el Espanyol. Así, Galletti, en seis meses, disputó dos partidos como titular y ocho como reserva.
Dicen sus detractores que no se esfuerza cuando las cosas no le motivan. Sus defensores, que nada pudo ante la cabezonería de Bianchi. Tampoco ayudaron sus lesiones musculares, que no le permitieron coger el ritmo. "Me entrenaba dos semanas con normalidad y a la tercera recaía", argumenta. Fuera rabia o desidia, ya había hecho las maletas de nuevo. Pero Bianchi no quiso y el Atlético tampoco. "Es un tema que se ha parado", esgrimían desde los despachos. El destino, de nuevo, parecía ser el Liverpool. Pero Pepe Murcia, el sustituto de Bianchi, le ha recuperado. "Con él, la actitud del equipo es diferente", asegura con la idea de no personalizar. Y sueña con ir a más en su nueva visita a La Romareda, su estadio fetiche.
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