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Reportaje:

El universo de Haring toma La Nau

El edificio histórico de la Universitat de Valencia muestra una retrospectiva del artista organizada por Bancaixa

Los ovnis, bebés, perros, ángeles, los particulares superhéroes y el resto del original universo del pintor estadounidense Keith Haring (1958-1990) -unos iconos que se han llegado a definir como imágenes de santos al servicio de una idolatría del espíritu de su tiempo- se exponen desde ayer en la retrospectiva Keith Haring. Obra completa sobre papel (1982-1990) en La Nau de la Universitat de València. La muestra recoge 215 fondos de la colección privada de Sigrid Wecken que descifran el lenguaje gráfico de este referente del graffiti, aunque la propia Wecken destacó que no basó su obra en esta disciplina urbana. Frente a esta imagen que se tiene de Haring, la propietaria de la colección, que presentó la exposición, defendió que el artista experimentó todo tipo de técnicas de grabado, collages o aguafuertes, que son los que se ofrecen en la muestra organizada por la Fundació Bancaixa. "Vivía el arte, era un trabajador incansable", recordó la coleccionista suiza que le defendió como "hijo del Pop Art" junto a Andy Warhol.

A lo largo de los dos centenares de obras se hacen presentes temas como el sexo, la religión, la droga, denuncias sobre el abuso del poder, el dinero, la religión, todo ello aderezado con referencias a los dibujos animados, el cómic y los colores optimistas, brillantes e incluso fluorescentes del pop.

Aunque en la muestra cabe también la mirada más intimista en blanco y negro, como en la serie The valley (1989), compuesta por aguafuertes en la que robots, niños y seres de fábula dan vida a textos de William Burroughs. Con éste también colaboró Haring en la elaboración de la serie Apocalypse (1988), serigrafías con alusiones a incendios y explosiones, erupciones volcánicas y amenazas atómicas, la guerra, el sida... todo ello como una representación de los tormentos de su tiempo y a través de los cuales el artista luchaba contra la represión de las minorías, el apartheid, las drogas o el VIH. Otra colaboración destacada fue con el artista Andy Warhol (1928-1987), con quien comenzó en 1986 compone la serie Andy Mouse.

En la serie Pop shop, que es el nombre que Haring le dio a las tiendas que abrió en Nueva York y Tokio, se encuentran los dibujos más conocidos del autor, reproducidos en un sinfín de camisetas, postales y pósters. Aquí están símbolos como las pirámides, el corazón, el ángel y la serpiente que, a menudo, están vinculados a las insignias del progreso, el platillo volante, el televisor, el ordenador o figuras de cómic como Superman o Mickey Mouse referidas a los héroes de su infancia.

En Blueprint drawings (1990), lanza 17 mensajes bíblicos con distintas estaciones de un calvario mientras que en Stones (1989) bebe de una retrospectiva del autor belga Pierre Alechinski que contempló en 1977, con 19 años, donde tomó el motivo de la serpiente que se transforma en seres híbridos así como el entusiasmo de la pintura japonesa y china.

Paralelamente a la muestra, que se pudo contemplar en octubre en el Canal Isabel II de Madrid tras haber viajado por Japón y Alemania, la Fundació Bancaixa ha organizado talleres didácticos para niños donde pueden experimentar con el graffiti y actividades relacionadas con el mundo de la música hip hop, con actuaciones del grupo Violadores del Verso y clases de break dance.

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