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LA NUESTRA
Columna
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La imperial Toledo, Antequera y mucho cine

Ha vuelto Andalucía es de cine, la serie de microespacios firmada por Gutiérrez Aragón y Juan Lebrón. Cuando se estrenó, me produjo ya la impresión de una versión espectacular de aquellas tarjetas postales que hace muchos años precedían el resumen de la etapa del día de la Vuelta Ciclista a España. La ciudad de la que salía la etapa ("Dejamos atrás la imperial Toledo...", como bien recuerda Juan Vida) posaba como mejor podía para ofrecer de sí misma una imagen en blanco y negro en la que se subrayaba, sobre todo, la importancia del pasado indiscutiblemente glorioso y el carácter hospitalario de sus gentes. Era un género propio de una televisión que funcionaba como un aparato de propaganda entusiasta de cada rincón del suelo patrio. No creo ser el único que aún recuerde la voz de aquel locutor, su énfasis traído del Nodo, la inflexión entrañable que tomaba para aludir a lo típico (unas gachas, o un botijo)..

Ese género se recicla, o mejor, se restaura ahora en formato espectacular y con una música abrumadora. Pero nada ha cambiado. Sigue siendo una tarjeta postal que en ningún momento intenta rehuir ni uno solo de los tópicos que el espectador puede ir adivinando por delante de la voz de Juan Luis Galiardo, convenientemente impostada. De hecho, el tópico que se debe volver a oír constituye el meollo de esta colección de páginas añejas tan parecidas unas a otras. Acabo de pillar al vuelo el clip de Antequera. ¿No han adivinado ya que al principio dice "Antequera, campesina y señorial" y al final "Antequera, encrucijada cultural de Andalucía"? Por cierto: el adjetivo señorial es el más utilizado, y en todo caso, y por muy humilde que sea el lugar de que se habla, siempre ha tenido "un pasado ilustre". Esta es una Andalucía, ciertamente, de cine. No da tiempo a ver nada, sólo queda asombrarse de esta propaganda de que Andalucía "es de cine". ¿Y a dónde vamos con eso?

Alguna vez, intentando hacer lo que se llama crítica constructiva, he pensado en lo interesante que sería una serie de microespacios de televisión que funcionara como un sistema de señales que indicara, en un mapa virtual de Andalucía, puntos en los que la necesidad de una intervención que solucione problemas urgentes no admite más demoras. Otra posibilidad: microespacios en los que se enseñara algo de valor (un cuadro de Picasso, un rincón de Doñana, una calle de Córdoba), pero despacito, sin embrujo ni rimbombancia autocomplaciente, con el propósito humilde y esencial de que lleguemos a entender su valor. ¿No sería preferible esto, el conocimiento real de nuestras cosas, a la retórica de la propaganda desenfrenada?

Porque Andalucía es de cine no es, en realidad, una colección de postales. He mandado pocas postales, pero he visto a mucha gente elegir las que pensaba mandar. Y me parece que la gente manda imágenes en las que hay algo vinculado a su vida: un recuerdo asociado a una fuente de Roma, una repentina tranquilidad recobrada en una plaza de Lisboa, es decir, cosas que son parte de la vida y que se quieren compartir con alguien. Las postales que ahora emite Canal Sur son idénticas entre sí porque se las mandan a sí mismos los que están absolutamente encantados de conocerse, y lo dicen.

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