Un tecnócrata entre Romay, Cascos y Piqué
Con el estilo franco y directo que le suele adornar, Alberto Núñez Feijoo arrancó su discurso ante el congreso revelando a los militantes el retrato de sí mismo que le había transmitido en privado su compañera Loyola de Palacio. La ex comisaria europea le felicitó por sus habilidades retóricas, en las que advierte una continuidad con el "estilo de Cascos". Pero también le deslizó un reproche, según confesó Feijoo sin embozo: "Cuando hablas, pareces un poco chulo".
El estilo dialéctico de Núñez Feijoo (Ourense, 1961) es afilado y arrollador, lo que hace de él un rival temible en cualquier debate, como pudieron comprobar los candidatos socialistas y nacionalistas en la campaña a las elecciones autonómicas del pasado junio. Tan incisivo y seguro de sí mismo se muestra Feijoo que, en ocasiones, como observó De Palacio, puede parecer arrogante, un pitagorín que a los 24 años, tras licenciarse en Derecho, empezó su meteórica carrera en la Administración autonómica.
Feijoo tuvo ayer palabras de reconocimiento para Francisco Álvarez-Cascos, quien, cuando era ministro de Fomento, le nombró presidente de Correos. Y, por supuesto, también para José Manuel Romay, su gran mentor político. Con él ascendió en la Xunta y con él se abrió camino en la Administración central, después de que Romay fuese nombrado ministro de Sanidad, en 1996. Esas afinidades personales le han acarreado algunos sambenitos. Sus rivales, fuera del partido y también dentro, le han querido retratar como el típico representante de la derecha tradicionalista, un tecnócrata distante más acostumbrado a los despachos que a mezclarse con la gente.
Una "africana de Vigo"
Algunas actitudes de Feijoo desmienten ese estereotipo. Como la imagen de ayer en los pasillos del congreso, donde los sindicalistas de CC OO de Correos, que habían acudido desde Madrid sólo para saludarle, se hacían fotos con él. O el gesto del nuevo presidente del PP gallego de incluir entre los vocales de su designación directa en la nueva ejecutiva (cinco, todas mujeres) a una inmigrante de origen congoleño, Hointens Ngabaey Bitwyai, a quien presentó a los militantes como una "africana de Vigo". Tampoco su vida privada encaja en el arquetipo de un tradicional dirigente de la derecha: a sus 44 años, sigue soltero, aunque desde hace tiempo no oculta su relación sentimental con una periodista. "Algunos me reprochan mi estado civil", bromeó ayer.
En la campaña a las últimas autonómicas, prodigó los guiños para mostrarse como una persona de perfil centrista y carácter independiente, que sólo lleva cinco años militando en el PP. Por iniciativa personal, Feijoo procuró rodearse en sus actos de dirigentes como el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, o el presidente del PP de Cataluña, Josep Piqué, que no faltó ayer al congreso. Piqué puede ser una referencia para uno de sus retos más inmediatos: negociar la reforma del Estatuto gallego.
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