_
_
_
_
LABORAL

La huelga de metro de Nueva York refuerza el teletrabajo

Con el 'telecommuting' el paro del transporte apenas afectó al sector financiero - La relación jefe-empleado, obstáculo para que se extienda

Hace 25 años, cuando Nueva York sufrió su penúltima huelga de transporte público, apenas algunas tecnologías informáticas estaban en la calle. El pasado diciembre, cuando siete millones de neoyorquinos tuvieron que enfrentarse a tres días sin metro y autobús, las nuevas tecnologías -Internet, el correo electrónico, las blackberry, el teléfonos móvil y el ordenador portátil- demostraron que han cambiado tanto nuestra forma de vida que hasta una huelga de transporte se vive de forma diferente.

Mientras que en el sector comercial y de servicios de ocio la presencia física es imposible de reemplazar con lo que en Estados Unidos se define como telecommuting (trabajar en cualquier parte sin necesidad de ir a la oficina), en sectores como el financiero, donde trabajan 445.000 personas, la huelga apenas se notó.

Las nuevas tecnologías son su herramienta principal y, por tanto, acudir a la oficina no era esencial. En la consultoría Merrill Lynch, cuya plantilla neoyorquina es de 9.000 personas, el telecommuting o teletrabajo se practicó ampliamente. "En cada una de nuestras sucursales se dio la opción de trabajar en casa. Funcionamos con teléfono y correo electrónico", declaró a Ciberp@ís Selina Morris, de Merrill Lynch.

"El problema fundamental son los jefes. Ayer pude trabajar en casa, pero hoy querían verme la cara, aunque el trabajo sea el mismo", asegura Mark Smith, empleado de una compañía de software. "Aunque vivamos en un mundo wireless, la cultura aún no ha evolucionado como la de las nuevas tecnologías y eso va a retrasar el teletrabajo".

En 2001 el congresista Frank Wolf consiguió que se aprobara una ley para permitir el teletrabajo a los funcionarios federales, pero no se ha puesto en práctica. Su idea era combatir el tráfico y la contaminación, y evitar el colapso ante un ataque terrorista o una huelga. Su objetivo parece aún estar lejos, no tanto por problemas logísticos como por esa tradición arraigada de relaciones de poder jefe-empleado.

Para Kenneth Jackson, profesor de la Universidad de Columbia, la explicación es sencilla: "Incluso a los expertos en Internet les gusta la estimulación de otros humanos presentes en carne, no en las pantallas". Según WorldatWork, en 2005 hubo 9,9 millones de personas que trabajaron en casa al menos un día al mes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_