Cambio de nombre, cambio de rumbo
Osasuna cede al Racing el primer empate en el antiguo El Sadar, ahora Reyno de Navarra
Llegó el cambio de nombre de El Sadar y se quebró la magia. Tras vencer en los nueve partidos de Liga disputados en su feudo, el Racing se convirtió en el primer equipo en conseguir sacar un punto a Osasuna. Y eso que el equipo de Aguirre trató de derrumbar de todas las formas imaginables la resistencia visitante, pero siempre en balde. El cuadro cántabro se mostró mucho más sólido, efectivo y centrado que durante el resto de la campaña. Obtuvo réditos en la defensa, se aplicó en el centro del campo y tiró de una aparición de Antoñito para empatar un encuentro que parecía quedarle grande.
En Osasuna sólo faltó una mayor capacidad rematadora debido en gran parte a la baja de última hora de Milosevic, que se resintió de un problema muscular en el calentamiento. Los pupilos de Aguirre han hecho de su estilo liviano un estandarte. Corren como pocos, pero también consiguen que el balón se mueva raudo sobre el césped. Con la precisión mecánica que aporta Puñal y la creatividad de Raúl García, ayer sólo vieron frenado su impulso gracias a la increíble capacidad de achique de sus rivales, que no necesitaron recurrir al ex sevillista Pablo Alfaro, en el banquillo, para apuntalar la defensa.
OSASUNA 1 - RACING 1
Osasuna: Ricardo; Javier Flaño; Josetxo, Cuéllar, Corrales; Puñal, Raúl García (Muñoz, m. 78); David López, Webó, Delporte; y Romeo (Fran Moreno, m. 78).
Racing: Aouate; Pinillos, Moratón, Oriol, Ayoze; Melo (Vitolo, m. 80), Matabuena, Casquero (Damiá, m. 10), Serrano; Antonio Tomás; y Antoñito (Aganzo, m. 68).
Goles: 1-0. M. 29. Delporte, de libre directo. 1-1. M. 45. Antoñito, tras un rechace dentro del área.
Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Oriol, Fran Moreno, Pinillos y Cuéllar.
15.421 espectadores en el Reyno de Navarra, nuevo nombre de El Sadar.
Después de todas las glorias cosechadas durante la primera vuelta, los de Pamplona tuvieron el honor de recibir en su palco al seleccionador nacional, Luis Aragonés, en cuya libreta aparecen muchos nombres de jugadores de Osasuna. Por ejemplo, Ricardo. El portero apenas apareció. Sólo, en un mano a mano contra Antoñito en los albores del encuentro que resolvió con brillantez. Después, placidez casi total. A excepción del gol y de dos postreras ocasiones racinguistas.
Otro de los nombres es Raúl García. Su capacidad de trabajo resulta encomiable; su calidad, fuera de toda duda, y su físico, imponente. Roba el balón como un alemán y crea como un brasileño. Sin necesidad de cambiar el chip. Junto a David López y Delporte, muy abiertos, pero sin poder conectar con la delantera, canalizó toda la ofensiva.
El francés, viendo que la lata cántabra no se abría, aprovechó un libre directo al borde del área para colar el balón entre la barrera. Aouate se estiró cuando la pelota ya había cruzado la línea. El tanto llegaba en un momento propicio, cuando Osasuna ya había tomado completamente las riendas del choque. El conjunto navarro siguió con su juego total, que sólo puede ser soportado por unos jugadores comprometidos y muy bien trabajados física y anímicamente.
Para estos minutos de dominio rojillo total, el Racing ya había perdido a Casquero, cuyos gemelos se rompieron en el minuto 10. Lo sustituyó el debutante Damiá, formado en el Barcelona, quien, pegado a la banda derecha, demostró sus mejores cualidades. Siempre busca lo rápido y vertical. Sin contemplaciones. Con el descanso ya en la mente, el Racing botó una falta lejana. El lío en el área fue mayúsculo. Una mano de Antoñito, algún empujón y el balón que cayó a los pies de Damiá. A pesar de que su posición no resultaba ideal, Damiá probó fortuna en un centro chut. Antoñito, que aún no se había salido tras tocar el cuero con la mano, cambió la dirección del disparo en el borde del área pequeña y batió a Ricardo.
El inesperado tanto sirvió para espolear aún más a los osasunistas. Webó se batió el cobre con todos. Corrió, gambeteó e incordió, pero sin llegar a ver puerta. Su compañero Romeo no supo suplir la baja de Milosevic, aunque siempre estuvo voluntarioso y contó con varias ocasiones de gol. El asedio, durante el tramo inicial tras la reanudación, resultó total.
Pese a volcar sus esfuerzos en la defensa, los de Manuel Preciado no se olvidaron de Antoñito. En un par de latigazos, se vio en su posición natural, la del remate, aunque disparó un poco desviado. Con pocas balas ofensivas en la recámara, tuvo que ser Delporte, en otro libre directo, el que llevara el peligro más claro, aunque esta vez Aouate fue más rápido que la anterior.
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