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Columna
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Bajo sospecha

Camps y su equipo han empequeñecido la generosidad de los Magos y de Papa Noel a la hora de adjudicar los más de 40 canales locales de Televisión Digital Terrestre (TDT) y otros dos de carácter autonómico, a aquellos que les han parecido más obedientes y afines. Y han perpetrado el reparto, con toda discreción, para no interrumpir a un vecindario que iba muy ilusionado de los turrones a las uvas. Camps y su equipo además de gastarse mucha generosidad, han procedido con respetuoso sigilo, para no perturbar el espíritu navideño. Y eso es lo que pasa. Sin embargo, todavía hay quienes se desmelenan y exigen que se le explique con qué criterios se han repartido las licencias. Pues seguramente con los mismos que los Magos llenaban a los buenos de juguetes; y a los malos, de carbón. También habría que conocer la correspondencia de los unos y los otros, con los Magos. Y las promesas que los buenos han formulado a sus majestades, para que continúen siendo sus majestades. Y eso de que no ha habido pluralidad en el reparto, como alegan el grupo parlamentario de EU-L'Entesa, por un lado, y por otro, la Agrupación General de Periodistas de UGT, habría que verlo. Porque las han recibido Popular TV, Vocento y Libertad Digital que encabeza el periodista Federico Jiménez Losantos, reparto trino, pues, como la Santísima, y consecuentemente plural, aunque de sonsonete único. En fin, que la amistad obliga a mucho, y en eso al PP no le tiembla el pulso al poner el cazo. Veremos cómo se pronuncia el Tribunal Superior, con respecto el contencioso-administrativo cuya presentación ha anunciado Infovalència Televisió, que considera razonablemente que las referidas adjudicaciones vulneran la Constitución, el Estatut d'Autonomia y la Llei d'Ús i Ensenyament del Valencia. El cronista, ante lo que parece un desastre y es, en su opinión, una jugada de ventajista, cree que los populares valencianos quieren atarse los machos, de cara al 2007, porque ni las encuestas les sacan el recelo del cuerpo, después de tantas pifias, tantas patrañas y tantos avisos. Este año ha llegado en olor electoral. Y Mariano Rajoy cortará la cinta de la precampaña, el 21, en Valencia. Adela Pedrosa, secretaria general del PP autonómico, manifestó que Rajoy había elegido la Comunidad Valenciana como "símbolo del trabajo bien hecho", aunque al cronista se le antoja que el líder conservador es algo más despierto, y que, por otra parte, no parece muy dado a ganar batallas como dicen que las ganaba el Cid. Mientras tanto, los socialistas valencianos, que también engrasan sus ejes, han molido a varazos verbales al Consell y a su presidente. Su secretario general, Joan Ignasi Pla, después de reiterar el despilfarro y la corrupción del ejecutivo, dijo que la "gestión de Camps está bajo sospecha". Y no le falta razón. Pero bajo sospecha hay muchas otras cosas: muchas omisiones, muchas comisiones, mucho palique, mucho hemiciclo de traca, mucha presunta política para consumo de la mal llamada clase política, políticos interinos, pintorescos, decorativos, charlatanes, que ya no saben salir de su laberinto -Cortes, ayuntamientos, diputaciones- y que ni siquiera encuentran la calle.

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