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Entrevista:SOL PICÓ | Bailarina y coreógrafa

"Mi danza empieza en la entraña y toma forma en la cabeza"

Ha puesto a bailar excavadoras, le calzó zapatillas de punta al flamenco, inventó un romance entre una diva y un auténtico hombre bala y ahora está empeñada en transportarse hasta la Luna. La heterodoxia, la energía desbocada y el gusto por la experimentación son algunas de las constantes del trabajo de la bailarina y coreógrafa Sol Picó (Alcoi, Alicante, 1967), que ha logrado conectar con un público amplio y goza del respeto de la crítica. Premiada con numerosos galardones, entre ellos seis max, y asesora de danza del teatro Nacional de Cataluña, reconoce en la intuición y la falta de miedo su principal carburante: "Mi danza empieza en la entraña y en la víscera, en el corazón, y luego toma forma en la cabeza".

"Mi cuerpo ha hecho un cóctel de todas las técnicas aprendidas y ha salido algo curioso"

El pasado noviembre, Picó presentó su último trabajo, Lluna peluda, en el Festival Temporada Alta de Girona. En realidad, se trata tan sólo de una primera aproximación del que será su nuevo espectáculo, del que asume la creación y dirección y cuyo estreno está previsto para el próximo verano en el marco del Festival Grec de Barcelona. "Todavía tengo danza para rato dentro de mí", dice, porque en Lluna peluda no figuraba en el elenco, dado que se encontraba en el tramo final de su embarazo. No resistió, sin embargo, la tentación de subir al escenario y bailar un poco. Pero desde un punto de vista pragmático es positivo que no baile en todas sus producciones: eso permite que sus coreografías puedan girar por el mundo de manera simultánea, en un mercado muy bien trabado en Europa pero que se va extendiendo por Asia y América. Para 2006 tiene ya previstas 40 actuaciones con Bésame el cactus, La dona manca o Barbi-Superestar y Palla Mixta, "y eso que el año aún no ha empezado", apostilla.

Su público, fiel y transversal, está acostumbrado a sus propuestas insólitas. "Nunca me planteo hacer cosas convencionales, sino que todo surge de la espontaneidad. A veces he llegado a las cosas por pura ignorancia y por no tener miedo al ridículo". Pero nunca le ha guiado el deseo "de hacer algo bonito, sino de comunicar, llegar a algún sitio", asegura. Sin embargo, no siempre contó con un amplio respaldo.

Sol Picó recuerda bien los tiempos en que algunos espectadores se marchaban a media función y los puristas la acusaban de no hacer danza. Dice que eran los tiempos en que todavía estaba buscando su propio lenguaje y experimentaba sin rumbo claro. Con el tiempo, ese lenguaje emergió, personal, intransferible e irisado por las múltiples líneas que siguió en su etapa de formación.

Con una sólida base de danza clásica, moderna y contemporánea recibida entre Alicante y Valencia, Picó se instaló hace casi dos décadas en Barcelona, donde reside actualmente y donde siguió un plan de estudios poliédrico, principalmente de todas las tendencias de la danza contemporánea, pero también de interpretación. "Mi cuerpo ha hecho un cóctel con todas las técnicas aprendidas, y de todo ello ha salido algo curioso, inexplicable. Pero todavía no lo he encontrado todo, aún me queda un largo camino de búsqueda y de mezcla con otras disciplinas", admite, convencida de que definir su danza es más fácil para los demás que para ella misma.

Y de su danza se han dicho muchas cosas, entre ellas que tiene un punto gamberro y mucho humor. "Me gusta que me llamen gamberra, creo que el escenario está para probar cosas". Optimista y vitalista, Picó se muestra encantada con la nueva política hacia la danza del actual Gobierno de la Generalitat de Cataluña, que ha aumentado exponencialmente sus ayudas al sector, y espera buenos frutos del futuro Centro de las Artes del Movimiento, promovido por la Administración autonómica y el Ministerio de Cultura, con sede en el barcelonés Mercat de les Flors.

Desde el mirador de su ya dilatada experiencia opina que en el conjunto de España se vive "un resurgimiento y renacimiento de la danza". Por si acaso, a ella la encontrarán siempre en el estudio, tomando clases o ensayando, porque es "una borracha del trabajo", dice, y porque "la mejor inspiración es el trabajo diario".

La bailarina y coreógrafa Sol Picó.
La bailarina y coreógrafa Sol Picó.CARMEN SECANELLA
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