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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Angélico doctor en ciencia infusa

El accidente de automóvil que acabó en 1959 con la vida de Manuel Altolaguirre y de su segunda mujer, en un paréntesis español de su exilio mexicano, le impidió ultimar la recopilación de sus Poesías completas, proyecto del que en 1958 había ido dejando rastro en su correspondencia con Aleixandre. Éste le dedicó una semblanza, publicada en Los encuentros, con la que Altolaguirre pensó encabezar la compilación de su lírica. En ella se fijaba la estampa de aquel ángel encarnado, pero no enterrado, en el "cincuentón obeso en que se convirtiera", según el verso de Cernuda. El impresor de los poemas y revistas de sus amigos, ángel atolondrado y cándido, topó con los muros de la vida real, reproduciéndose en su biografía la primacía del sujeto en la oposición entre el yo y el mundo. De las heridas de ese choque le curó el amor ( Apoyada en mi hombro / eres mi ala derecha") o la ocasional ironía: "Dicen que soy un ángel / y, peldaño a peldaño, / para alcanzar la luz / tengo que usar las piernas". A su muerte, Cernuda preparó los materiales para la edición mexicana de Poesías completas (1960); la misma que ahora, en el centenario del nacimiento, se reedita en facsímile, presidida por un ensayo de Cernuda integrado en Estudios sobre poesía española contemporánea.

POESÍAS COMPLETAS [1926-1959]

Manuel Altolaguirre

Fondo de Cultura Económica

de España. Madrid, 2005

304 páginas. 16 euros

POESÍAS COMPLETAS (Y OTROS POEMAS)

Manuel Altolaguirre

Edición de James Valender

Fundación José Manuel Lara Sevilla, 2005

632 páginas. 25 euros

Ante el estado inconcluso del manuscrito de Altolaguirre, el editor respetó en general el texto, pero no así el corpus ni la disposición de los poemas, ateniéndose al orden en que aparecieron en los sucesivos libros a partir de Las islas invitadas y otros poemas (1926). Dado que Altolaguirre solía reunir en un volumen composiciones nuevas con otras de libros anteriores, idénticas o reformadas, según una concepción antológica visible desde Soledades juntas (1931), hubo que eliminar numerosas repeticiones -aún quedaron algunas-, lo que se llevó por delante la estructuración cíclica de los poemas en los distintos libros. Una vaga 'Advertencia' inicial aludía a la intervención cernudiana, sin concretar hasta dónde llegó ni detallar los criterios seguidos. Cernuda no incluyó la semblanza de Aleixandre, enfadado por difusas razones centradas en el presunto tono de compadreo (el "Manolito" con que conocían a Altolaguirre propios y extraños le indignaba tanto como el "Juan Ramón" sin apellido, o como las maneras confianzudas del castellano viejo de Larra). Ese enfado está en el origen de 'Supervivencias tribales en el medio literario', poema en que el sevillano da un puntapié a la sociedad poética en la espinilla de Altolaguirre, reo de cultivar la imagen de eterno adolescente.

Con la misma ocasión del

centenario se ha publicado otra edición, al cuidado de James Valender, cuyo contenido coincide, con algunas correcciones y añadidos, con el del tercer y último volumen de las Obras completas (Istmo, 1986-1992). Su curioso título, Poesías completas (y otros poemas), resultará incongruente al lector común, aunque no a los sabedores de la historia editorial apuntada. En el dilema entre respetar el manuscrito tal como lo dejó Altolaguirre y completarlo conforme a los designios incognoscibles del autor, Valender ha optado por lo primero: mejor un texto inacabado que uno deturpado por sus intromisiones. Claro que ese acatamiento supone la cristalización de un boceto -avanzado, pero boceto- cuya estructura abierta choca con la idea de "obra única" regida por un propósito totalizador, temático como en Cántico de Guillén o cronológico como en La realidad y el deseo de Cernuda. En el frontispicio, y tras un análisis de la historia del texto, aparece, ahora sí, la etopeya firmada por Aleixandre. La primera parte del volumen recoge las Poesías completas, una segunda sección, los poemas desperdigados en revistas o inéditos, y la tercera se nutre de poemas en prosa. Frente a la edición de 1960, que incorporó versiones de Shelley y de Pushkin, en ésta no hay traducciones. Las abundantes notas precisan la senda bibliográfica o hemerográfica de cada composición, así como sus variantes comprobables en las publicaciones preparadas por el autor.

El talante de este "angélico doctor en ciencia infusa" (Aleixandre) convirtió al benjamín del 27 en un acompañante menor de los grandes nombres. Es cierto que no alcanza el rigor geométrico de Guillén, las fulguraciones míticas de Lorca o el poderío visionario de Aleixandre; y si alcanza a Salinas en la conceptualización de sentimientos al vuelo es porque bebe de él, aunque su universo sea más el del neorromanticismo cernudiano. Pero su poesía plasma como ninguna otra la ingravidez de una región inspirada y ultraterrena, según supo ver Cernuda, un excelente crítico cuando separaba la tarea interpretativa del ajuste de cuentas. Esa misma ingravidez, lograda por los saltos de una mente intuitiva y discontinua, pasó inadvertida en una época de pesos pesados, así que nada ingrávidos. El exilio consecuente a la guerra y su falta de ambición lo sumieron en una suerte de limbo que la muerte no hizo sino confirmar, y del que ojalá estas dos ediciones contribuyan a rescatarlo.

Manuel Altolaguirre y Concha Méndez, su primera esposa, en su casa de Madrid.
Manuel Altolaguirre y Concha Méndez, su primera esposa, en su casa de Madrid.

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