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Columna
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El futbolista

Juan Cruz

Los que amamos al Barça nos criamos odiando a Alfredo di Stéfano; era tan bueno... Cuando escribió -con los periodistas Alfredo Relaño y Enrique Ortego- su libro de memorias Gracias, vieja, recordó cómo se hizo el mejor futbolista del mundo, en el Real Madrid sobre todo. Nosotros decíamos que el mejor era Kubala, pero temblábamos cuando Di Stéfano agarraba la pelota. Él se queja ahora de que los futbolistas se apelotonan a ver quién vence defendiendo, y ha dicho que esa manera de jugar es de gente que no se atreve a meter el pie. Él estaba en todas partes, como el aire, y cuando perdía un balón corría de nuevo a apresarlo. Beckham dijo el otro día a Raúl García, de Osasuna, cuando éste le desposeyó de la pelota: "¡Eres muy feo!". ¡Qué hubiera hecho Di Stéfano! Tituló ese libro Gracias, vieja aludiendo a la pelota, su cómplice. Él contaba ahí una anécdota que luego le atribuyeron: como la pelota está hecha de cuero de vaca, y la vaca pasta en la hierba, es preciso que la pelota esté siempre en el suelo, para controlarla mejor. Pero cabeceaba tan bien como Kocsis. Antes de pasar por el quirófano, donde ha estado el equivalente de tres o cuatro partidos, uno de sus antiguos pupilos, Diarte, le llevó una pelota, lo que más le inspira. También le inspiraba el sentido común. En el campo, en la calle. Una de sus últimas frases (sobre la falta de gallardía en el campo) desató la furia de los desavisados, hasta que vino el capitán Raúl: "A don Alfredo, ni chistarle". Cruyff dijo un día a Valdano que en el campo debía tratarlo de usted. Pues cómo habría que tratar a Alfredo di Stéfano. A veces le hemos visto en la esquina silenciosa de su mesa, en el restaurante al que suele acudir en Madrid, para encontrarse con gente que le habla de fútbol. Él no habla, escucha. Con el tiempo se le ha puesto ese aire sentencioso que tenía su compatriota Atahualpa Yupanqui: sólo dice lo justo, pero la gente espera horas para escuchárselo. En el campo era igual: la gente iba a ver qué se le ocurría. Y se le ocurrían cosas todo el rato. Ahora que Guardiola -el gran discípulo de Kubala- anuncia que se va de España, a los barcelonistas se nos vienen a la memoria algunos grandes, y el mayor de los grandes sigue siendo Alfredo di Stéfano. El futbolista.

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