Vuelven el Doctor Jack y 'mister' Kong

En vista de que la imaginación en Hollywood brilla por su ausencia los estudios optan por repetir fórmulas de éxito. El turno ahora es para King Kong, filme dirigido por Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper en 1933, que regresa con el oscarizado Peter Jackson. Afortunadamente, a instancias del propio Jackson, el videojuego ha caído en manos de Michel Ancel, padre de la saga Rayman y del incunable Beyond Good and Evil. El resultado es un título intenso, que recurre a distintas soluciones para trasladar las escenas de la película al mando de control, y que, sin ser excepcional gráficamente, consigue crear una buena atmósfera para el desarrollo de la historia.

El disco está enfocado como un título de acción en primera persona, pero busca distanciarse de los típicos en los que hay que matar sistemáticamente todo lo que aparezca en pantalla. Principalmente se toma el control de Jack, interpretado por Adrien Brody en la película, pero en determinados momentos se dirige al coloso Kong. Las situaciones proponen, por ejemplo, escapar del ataque de unos Tiranosauros Rex mientras se baja peligrosamente por un rápido con una canoa. En otros momentos habrá que abrirse paso entre arañas gigantes mientras se buscan los palos-llave que permiten avanzar por la jungla.

En las últimas fases se llega a Nueva York y, por supuesto, hay que trepar el Empire State. El origen de la historia es el viaje hasta Skull Island para grabar una película que lance a sus protagonistas al estrellato. Es en la ambientación, tanto sonora como visual, donde se nota la mano de Michel Ancel. La isla sumerge al jugador en un mundo creíble, repleto de gigantescos animales que actúan por instinto. Sin ir más lejos, para evitar el ataque de un dinosaurio hambriento, lo mejor es disparar a otro animal que se cruce en su camino, para que se alimente con él.

La inmersión aumenta, más si cabe, con la buena banda sonora y el doblaje al castellano que cuenta con las mismas voces de la película.

Éste es un juego destinado al gran público, con unas siete horas en total. El jugador empedernido

lo encontrará demasiado fácil.