Azúa, Adorno y democracia

Es una pena que los dos últimos artículos de Félix de Azúa no hayan suscitado comentarios. La relación entre el pensamiento de Adorno, política y democracia es un tema actual, al ser el coautor de Dialéctica de la Ilustración el padre espiritual del posmodernismo en estos asuntos. (El abuelo, claro está, es Nietzsche).

En esta obra, junto con Horkheimer, se hace una crítica tan demoledora de las ideas ilustradas, que no hay salida posible. Razón, identificada con razón instrumental, verdad y progreso pasan a ser sinónimo de barbarie, sociedad administrada, comodificación de la cultura (ya se sabe, Auschwitz como producto de la Ilustración).

Semejante delirio cierra la posibilidad de toda acción y compromisos políticos progresistas. La única resistencia al sistema se hace de manera individual mediante escapes cuasi religiosos (Horkheimer) o esteticistas (Adorno). ¿El arte como crítica y rescate de la individualidad? Sí, pero no el denostado arte de la cultura de masas. Sólo la élite es capaz de resistir, eso sí, sin salir de su torre de marfil.

Y, encima, dicen que el posmodernismo es de izquierdas. Ciertamente vivimos en tiempos de pensamiento débil.