El atentado de ETA obligará a derribar la discoteca Bordatxo
La furgoneta bomba causó daños en locales y viviendas de 60 vecinos de Santesteban
La discoteca Bordatxo de Santesteban (Navarra) deberá ser derribada en su totalidad por los graves daños causados en su estructura por el atentado con una furgoneta bomba que ETA perpetró contra el establecimiento en la noche del miércoles. El local daba trabajo cada fin de semana a una veintena de personas. La explosión causó también destrozos en locales y viviendas de 60 vecinos del pueblo. La bomba tenía "varias decenas de kilos de explosivo", según los artificieros.
El ataque quebró la estructura del edificio, una nave de 2.000 metros cuadrados de extensión, según informó ayer su dueño, el empresario navarro José Beola. "Estamos moralmente destrozados", respondió Beola a los periodistas tras inspeccionar por la mañana el establecimiento. El empresario, que presenció la explosión tras ser avisado por la Guardia Civil, aseguró que ni él ni su familia habían recibido nunca amenazas de ETA ni quejas de los vecinos por su actividad y señaló que no sabe si volverá a reabrir el local de ocio.
El detalle de las quejas vecinales hacía referencia al clima de malestar vecinal que se vivía en Lakuntza (Navarra) en 2001, cuando ETA destrozó la discoteca Universal. El local no se volvió a abrir. Bordatxo, por el contrario, era un negocio con casi 40 años de existencia que nunca había generado problemas vecinales.
José Manuel Ayesa, presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, expresó su convencimiento de que el ataque es consecuencia de "no atender el impuesto revolucionario" y pidió a la patronal que no pague. "ETA está poniendo en sobreaviso a los empresarios que no pagan", añadió.
Responsables del Gobierno de Navarra y del Ayuntamiento local, encabezados por su alcalde, José Cruz Irigoien, se reunieron en la casa consistorial para estudiar medidas de ayuda a los más de 50 comerciantes y vecinos cuyos locales y viviendas resultaron dañados por el estallido. El instituto Mendaur y un colegio cercano, así como una oficina de Correos, también resultaron afectados.
La furgoneta era una Volkswagen Cady. En un principio, la Delegación del Gobierno en Navarra aseguró que el vehículo había sido alquilado en Alcobendas (Madrid). Más tarde se comprobó que la furgoneta fue robada en Francia el 13 de diciembre y la matrícula que llevaba era un duplicado de uno de los vehículos de alquiler de la empresa de Alcobendas. Los terroristas la aparcaron en la parte posterior de la discoteca. Expertos de la Guardia Civil seguían ayer analizando el explosivo y la cuantía utilizada. Estiman que ETA usó más de 30 kilos de explosivo.
Ripa se desplazó ayer hasta la localidad para inspeccionar los daños causados. "Actos como éste no tienen ningún sentido y sus autores acabarán, como siempre, en la cárcel", aseveró. Ripa indicó que no existe constancia de que ETA tenga un comando estable en Navarra. Una de las tesis que manejan los expertos policiales es la posibilidad de que los autores del hecho se hubieran desplazado desde la cercana Guipúzcoa, donde sí parece acreditada la existencia de un comando.
El pleno del Ayuntamiento de Santesteban se reunió a mediodía con carácter extraordinario para condenar el atentado. El consistorio está formado por nueve concejales nacionalistas elegidos en las listas de EA y PNV. Todos los partidos navarros condenaron el atentado. Aralar lo calificó de "obstrucción" al proceso de pacificación. El presidente de Navarra, Miguel Sanz, afirmó que quienes creen estar ante el final de ETA "se equivocan". "Este ataque es inadmisible", señaló la presidenta de EA y parlamentaria navarra Begoña Errazti.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.