"Ronie nos ha hecho grandes"

Uno tras otro, Ronaldinho se fue despidiendo ayer al mediodía de sus compañeros, al menos de los que quedaban en el vestuario del Camp Nou, para después abandonar la sala en compañía de Txiki Begiristain, director deportivo del Barça, y de José Manuel Lázaro, miembro del servicio de prensa. Vestido de negro, con una camiseta en la que se podía leer joga bonito, el futbolista brasileño recibió toda clase de bromas antes de embarcar para Zúrich a la gala de la FIFA en la que renovó su título de mejor futbolista del mundo: lo fue en 2004 y lo ha sido en 2005. Ronaldinho y sus compañeros se reencontrarán hoy en el campo de juego para recibir al Celta y renovar su complicidad.

Ronaldinho se ha metido a la plantilla en el bolsillo por su ascendiente como persona y como futbolista a base de girar el tobillo para pegarle al balón y resolver el partido más empinado. "Somos un equipo porque reconocemos su talento", sintetiza Frank Rijkaard, para quien la voluntad del grupo para safrificarse por Ronaldinho es la clave del Barcelona: "Nos ha hecho grandes. Lo bueno es que saben que si ellos se esfuerzan, él les ayudará de la manera que sabe, con su genialidad, a ganar los partidos". Un veterano como Henrik Larsson, parece tenerlo más claro que nadie. "El asunto es fácil. Nosotros corremos; él hace el resto", proclamó el sueco para explicar la trabajada victoria ante el Sevilla hace dos jornadas.

Los elogios continúan cuando se le compara con el futbolista que llegó hace tres años al Camp Nou. "No es el mismo", afirmó ayer Gabri, con evidente cara de cabreo tras haberse caído de la lista de convocados para el encuentro de esta noche en el estadio. "Ahora aporta más, sencillamente porque es el segundo capitán, cargo que lleva una mayor implicación con el equipo. Tiene más responsabilidades". Habla Gabri de detalles que resultan difícil de explicar porque sólo "los notamos los jugadores".

La hinchada espera tanto de Ronaldinho cuando acude al Camp Nou como sus propios compañeros cuando las cosas se complican en el césped. Victor Valdés, el portero, tiene tiempo de sobra para mirar las cosas con una cierta perspectiva durante el juego: "Cuando se encalla el partido, saber que Ronaldinho juega con nosotros me tranquiliza. Por mucho que se compliquen las cosas siempre pienso: tranquilo, ahora aparece Ronie y soluciona el tema". Valdés incluye en el mismo rango a Eto'o.

No es casualidad que el camerunés compartiera ayer protagonismo en el podio mundial junto con el inglés Frank Lampard (Chelsea). Eto'o viajó a Zúrich con Ronaldinho, y también con el presidente azulgrana, Joan Laporta, con Begiristain, varios familiares de los jugadores y, sorprendentemente, invitado por el camerunés, Alejandro Echevarría, cuñado de Laporta y ex directivo de la junta que se vio forzado a dimitir después de demostrarse que había pertenecido a la Fundación Francisco Franco.

"A los Reyes Magos ya no les pido nada: me han traído a Ronaldinho", confiesa Iniesta mitad en broma, mitad en serio. "Es un lujo", añade el capitán Puyol. "En el campo sabes que, con su talento, Ronie puede decidir cualquier partido, porque cuando le miras, sabes que puedes esperarlo todo, cualquier golpe genial que resuelva el problema".

En el Teatro de la Ópera de Zúrich, Ronaldinho recogió otro premio para su casa museo de Porto Alegre. Pero no niega que el que más le llena no lo podrá poner nunca en una vitrina: "El respeto de mis compañeros es el mejor de los premios. Sin su esfuerzo no hubiera ganado nada en el Barça ni a nivel colectivo ni a nivel individual". Y concluye: "Me siento el hombre más feliz del mundo: tengo amigos, tengo una buena familia y juego en el Barça".