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COYUNTURA INTERNACIONAL
Columna
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¿Déficit hasta cuando?

Alan Greenspan ha vuelto a alertar esta semana sobre el potencial riesgo desestabilizador del enorme déficit exterior de EE UU. La abundante liquidez internacional después de la crisis asiática junto con el destacado crecimiento económico y de la productividad en EE UU, han generado importantes desequilibrios y han hecho emerger paradojas en la distribución del ahorro y la inversión mundial. Mientras que EE UU sigue consumiendo por encima de su capacidad de producción y acumula casi el 70% del déficit por cuenta corriente mundial (del agregado de todos los países con déficit), los países asiáticos, con Japón en la cabeza y China ganando importancia, y los países exportadores de petróleo, acumulan reservas en forma de activos de EE UU a una enorme velocidad. Hasta Latinoamérica se ha convertido en prestamista neto en los últimos años. Y es en este punto cuando la duda emerge. ¿Hasta cuando estos países seguirán queriendo financiar el déficit de EE UU? ¿Estamos ante un nuevo equilibrio financiero internacional o vamos a asistir a una corrección? Y si la corrección es la respuesta, ¿de qué forma tendrá lugar?

El comportamiento futuro de los prestamistas/inversores tenderá a evitar la excesiva concentración de sus carteras en activos en dólares

Parecería que la inmensa capacidad de canalización de flujos financieros que el proceso de globalización y liberalización financiera ha desencadenado, hace mucho menos inquietante y más sostenible la presencia de estos desequilibrios no conocidos históricamente. En gran medida es así; el propio Greenspan lo reconoce. Pero al tiempo llama la atención sobre el comportamiento futuro de los actuales prestamistas/inversores que tenderán, por mera racionalidad financiera, a evitar la excesiva concentración de sus carteras en activos en dólares y, por consiguiente, limitarán por esta vía el volumen disponible y/o las condiciones (tipos de interés y de cambio) en que lo estará. Tanto más, si acaba cediendo el todavía espectacular crecimiento de la productividad de aquella economía. Entonces, podría manifestarse una crisis de cierto calado si no se ha producido una corrección gradual de los llamados "global imbalances".

El propio comunicado del G-7 ilustra esta preocupación compartida, cuando reclama de nuevo acciones para aumentar el ahorro nacional en Estados Unidos, incentivar la demanda nacional en Europa y Japón y una mayor flexibilidad cambiaria de los países emergentes asiáticos (léase China).

Daniel Manzano y Meritxell Soler son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Grupo Analistas).

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