Exquisito

Dos son los ciclos del festival de música antigua de Úbeda y Baeza. Uno de ellos analiza las relaciones entre Andalucía y el Nuevo Mundo, y cuenta con grupos punteros como el de Recasens o Los Músicos de su Alteza. El otro ciclo, teóricamente más modesto, toma como excusa el quinto centenario del nacimiento del arquitecto renacentista Andrés Vandelvira, desplazándose los diferentes conciertos a lugares vinculados con el arquitecto, como Huelma, Jaén, Mancha Real, La Guardia y Sabiote.

José Hernández Pastor es un contratenor valenciano de 31 años que ha encontrado un camino muy personal en las investigaciones sobre música y poesía en el siglo XVI. Su disco dedicado a Estevan Daça (Arcana) es de los que cortan la respiración y ahora está preparando otro sobre Garcilaso. Le acompaña siempre el vihuelista argentino Ariel Abramovich, con una viola de mano construida recientemente, basada en un modelo de Girolamo dai Libri de principios del XVI. La compenetración entre los dos artistas es admirable. Crean desde el comienzo del recital un clima de complicidad con el público y salpican sus intervenciones con comentarios muy medidos que prestan una más que estimable ayuda.

Su recorrido poético-musical por España e Italia en el XVI, titulado Un Cavalier di Spagna, se divide en cinco partes: la tradición castellana, el villancico y el romance; la tradición italiana de la frottola; los inicios del madrigal y la nueva forma de hacer poesía; la canción italiana y, por último, el soneto. A la hermosura de los diferentes fragmentos musicales elegidos se añadió una cautivadora forma de interpretación, compartida a partes iguales por el corazón y la cabeza. Una dicción impoluta, una musicalidad excelsa, una combinación impecable de exquisitez y rigor conceptual. Enamoraron tanto a los expertos como a los que se enfrentaban por primera vez con este tipo de músicas. Qué maravilla, decían unos y otros al finalizar el recital.