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Crónica:FÚTBOL | 14ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Celta se empaña pero sobrevive a un Betis endeble

Algo extraño ocurre en Vigo con el Celta. Por razones que escapan a la lógica, un recién ascendido que marcha tercero no logra enganchar a la afición. En casa lo ha ganado casi todo, pero su apariencia en Balaídos resulta endeble. Lo mismo arrolla que se encoge, y su entrenador, que puede presumir de unos números envidiables, no se libra del runrún de la grada. Pero si todo eso es extraño, mucho más lo es el guión de sus victorias en Balaídos, cortadas siempre por el mismo patrón: una gran primera parte, una ventaja insuficiente y sufrimiento, mucho sufrimiento. O lo que es lo mismo: Canobbio, Baiano y Pinto. Como ante el Atlético, Canobbio y Baiano firmaron lo que parecía una sentencia, en medio de un ciclón de paredes, posesiones interminables y ocasiones de gol. Igual que ante los de Bianchi, Pinto acabó salvando a su equipo del desastre cuando el Betis le inyectó al encuentro adrenalina.

CELTA 2 -BETIS 1

Celta: Pinto; Ángel, Contreras, Lequi, Placente; Iriney, Oubiña (Jonathan, m. 51); Núñez, Canobbio (Jorge Larena, m. 88), Silva; y Baiano.

Betis: Doblas; Melli, Capi, Rivas (Israel, m. 38), Óscar López; Arzu (Fernando, m. 70), Assunçao; Joaquín, Capi (Xisco, m. 38), Varela; y Edu.

Goles: 1-0. M. 5. Placente entra en el área por la izquierda y centra hacia atrás para que Canobbio adelante al Celta. 2-0. M. 20. Placente centra desde la izquierda y Baiano marca de cabeza. 2-1. M. 90. Edu anota de cabeza en el área pequeña.

Árbitro: Lizondo Cortés. Amonestó a Melli, Varela, Contreras, Placente, Lequi, Pinto y Jorge Larena. Expulsó a Óscar López por doble amarilla en el minuto 93.

Unos 15.000 aficionados en Balaídos.

En su afán por dejar su obra incompleta, el Celta empañó un partido diseñado para exhibirse. A los veinte minutos había anotado dos goles y tenía debajo de su bota al Betis, que se arrastraba como un equipo perdedor. Una tarde tranquila, pensó algún incauto, sin reparar en que en Balaídos, la victoria esta temporada es sinónimo de angustia. Bastó que el Betis enseñara las uñas y que se lesionara Oubiña para que el Celta perdiese el balón y el hilo del partido. En noches así, su único recurso es la defensa a ultranza y los reflejos de Pinto, que tiene que arreglar bajo los palos lo que deja volar por el cielo de su área. Incapaz de abandonar el larguero, cada balón aéreo es una tortura para el equipo de Fernando Vázquez, cuya hinchada parece condenada a abandonar Balaídos con sabor agridulce. Victoria tras victoria, siempre con la misma angustia.

Nada del otro mundo puso el Betis, que manifestó las carencias características de los equipos sin patrón. Descabezado, sin una idea que defender, el grupo de Serra Ferrer estrenó su enésima fisonomía: con dos medios defensivos, su centro del campo fue peor que vulnerable, a la intemperie de los robos de Iriney y Oubiña. En la izquierda, Varela taponó todo conato de profundidad; Joaquín fue el jugador plano que fracasa en la selección, y Edu no entró en contacto con la pelota, porque carecía el Betis de un plan para ofrecérsela. Pasada la media hora de partido, ya con dos goles en contra, Serra Ferrer volteó al equipo para abrir los extremos y subir a los laterales, y el Celta lo entendió como un mensaje intimidador.

Para bien y para mal, el equipo es hijo de Vázquez, que no cuenta entre sus virtudes con la sangre fría necesaria para afrontar los accidentes. Así, la segunda parte fue un tobogán por el que el Celta se deslizó sin remedio, del que sólo salió vivo porque el Betis fue poco y Edu anotó el único gol andaluz demasiado tarde.

Joaquín trata de controlar el balón ante el acoso de Ángel.
Joaquín trata de controlar el balón ante el acoso de Ángel.REUTERS

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