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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cara a cara

El papel de los códigos de representación y administración espectacular de la violencia en la cultura mediática de las sociedades contemporáneas han centrado de modo sustancial el discurso crítico desarrollado, en los últimos años, por las propuestas del grupo El Perro, el colectivo artístico madrileño integrado por Pablo España, Iván López y Ramón Mateos. En esa misma estela se sitúa también el ciclo desplegado en esta impactante muestra, la segunda que El Perro presenta en el espacio de Salvador Díaz, e integrada por un conjunto de trabajos vinculados a su reciente proyecto The democracy shop.

El detonante de inspiración más directo, en este caso, viene dado por una desconcertante imagen documental, ampliada a gran formato en una de las obras incluidas, que muestra a un soldado estadounidense en un desértico paraje iraquí, practicando con una tabla de skate sobre una improvisada rampa de madera. De ella surge sin duda la sugerente y certera traslación metafórica desarrollada por las piezas videográficas que configuran el núcleo principal de la exposición y, ante todo, en las dos más intensas, la secuencia rítmica edificada mediante el obsesivo montaje repetitivo de determinadas tomas y la sobrecogedora proyección multipantalla envolvente del espacio central de la galería. Traslación acuñada en ese inquietante imaginario común que todas ellas comparten, el vertiginoso deambular de tres skaters -hay que destacar la deslumbrante destreza acrobática de Jaime Fontecilla, Raúl Molina y Daniel Rubio- por el fantasmal escenario de la extinta cárcel de Carabanchel, con su pavimento plagado de escombros y los muros infestados de graffitis.

EL PERRO

Galería Salvador Díaz

Sánchez Bustillo, 7

Madrid

Hasta el 10 de febrero de 2006

De muy brillante ejecu-

ción, estas piezas de vídeo se cuentan entre los aciertos más rotundos de la trayectoria de El Perro. Por el contrario, Memorial, la pieza escultórica que completa la oferta-muestra, determina el punto más débil del recorrido. A diferencia de la sagaz y esclarecedora elección de la figura del soldado con la tabla de skate, la referencia explícita a los emblemas de la ignominia de las torturas de Abu Graib enfrenta una categoría de referente icónico tan poderosa y concluyente en sí misma que el mecanismo de apropiación y reelaboración nada puede añadir, salvo finalmente su devaluación en el tópico.

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