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Serge Toubiana revela las obsesiones de Truffaut

Elsa Fernández-Santos

François Truffaut fue una figura novelesca, un niño pobre que encontró en el cine el camino para construirse e inventarse. Serge Toubiana, compañero suyo en la revista Cahiers du Cinèma (uno de cuyos célebres críticos fue Truffaut) y hoy director de la Filmoteca Francesa, participó ayer en una mesa redonda -junto a Fernando Trueba y Gonzalo Suárez, moderada por Carlos Heredero- en el Instituto Francés de Madrid, que este mes dedica un ciclo al cineasta, que retomará en enero.

Toubiana, autor junto a Antoine de Baecque de Françios Truffaut, la biografía del cineasta que acaba de editar en España Plot, recordó cómo accedió al material documental del director gracias a su primera mujer, Madeleine Morgenstern: "Truffaut era un hombre terriblemente ordenado y obsesivo, guardaba todo en perfecto orden. Entrar en su despacho era como entrar en toda su vida, allí estaban perfectamente clasificadas su infancia, su adolescencia, su juventud... Todo perfectamente documentado a través de escritos, cartas, fotografías, recuerdos. Cuando cayó enfermo, vivía con Fanny Ardant, con la que acababa de tener una hija, pero al enfermar volvió con su mujer para que le cuidara. Tras su muerte fue ella la que se hizo cargo, en nombre de sus tres hijas, de todo el legado documental del cineasta, al que tuvimos acceso para poder escribir la biografía".

Fernando Trueba señaló que Truffaut es uno de los responsables de su vocación cinematográfica: "Nos enseñó a mi generación que con recuerdos y amor al cine uno podía hacer una película". Gonzalo Suárez apuntó que el cineasta francés "siempre resultó extrañamente familiar: a través de sus películas nos abría la puerta de su propia persona y de su actitud ante la vida".

Nacido el 6 de febrero de 1932 en París, Truffaut fue, según Toubiana, un hombre profundamente infiel que sin embargo logró mantener la fidelidad de todas las mujeres, con las que mantuvo una buena relación de amistad siempre. "En una carta a una íntima amiga, Truffaut le contaba que no podía evitar enamorarse locamente de las mujeres que filmaba, pero en realidad no sólo se enamoraba de las actrices, también lo hacía de las montadoras o técnicos, daba igual, lo único importante es que pertenecieran al cine, porque era lo que más le obsesionaba". La gran excepción fue Isabelle Adjani, que en El diario de Adele H. interpretaba a la hija de Victor Hugo que se vuelve loca por amor. Truffaut intentó suicidarse a los 18 años y a los 38 sufrió una terrible depresión; en ambos casos fue por un desengaño amoroso.

El cineasta más autobiográfico de la nouvelle vague dijo en una ocasión: "Para mí, lo más importante son las ganas de hacer algo. Lo demás no cuenta. La gramática cinematográfica es una base pero no una norma. En el fondo, todo es una cuestión de temperamento y de estilo".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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