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Reportaje:GIMNASIA

La última vuelta de Deferr

El doble campeón olímpico de salto regresa a las grandes citas en los Campeonatos del Mundo de Melbourne tras casi un año parado

Amaya Iríbar

Gervasio Deferr se ha pasado media vida entrando y saliendo del gimnasio. Las últimas vacaciones del doble campeón olímpico de salto han durado casi un año. Parecían las definitivas. Después de la sanción por dar positivo por hachís en 2003 que le convirtió en un apestado y con el cuerpo machacado por las lesiones, el segundo triunfo olímpico era mucho más de lo que podía esperar el pequeño y explosivo gimnasta catalán. Cerró la boca a los que aseguraban que Gervi no era lo suficientemente disciplinado para triunfar en un deporte en el que una semana parado pasa factura. Le dio un sueldo de 60.000 euros en forma de beca ADO y varios pequeños contratos de promoción. Y, sobre todo, demostró que el gimnasta es un portento físico, con la frialdad que le permite dar lo mejor de sí mismo en los momentos clave y la suerte de los campeones.

Esa segunda medalla le dió tanto que parecía imposible encontrar una sóla razón para volver a someterse a entrenamientos de cinco horas diarias, seis días a la semana, para machacarse una y otra vez unos hombros varias veces operados y que le hacen ver las estrellas cada vez que empuja el potro. Pero Gervi, dando argumentos a los que dicen que siempre va a contracorriente, ha vuelto. A sus 25 años, participa en los Campeonatos del Mundo de Melbourne (Australia) a partir mañana (próxima madrugada en España).

"Nunca he ganado un Mundial". Es la primera razón que se le ocurre al gimnasta para explicar por qué ha decidido regresar a la alta competición. El último en el que participó, en 2002, le trae además malos recuerdos. Recién recuperado de una grave lesión, tuvo que devolver su plata en suelo después del positivo.

Varias charlas con su entrenador de toda la vida, Alfredo Hueto, le dieron el empujón definitivo y en septiembre volvió al Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (Barcelona). "Le costó mucho", reconoce Hueto, que ha trabajado con Deferr desde que éste tenía ocho años y le conoce a la perfección. "La gimnasia no es un deporte de dinero. Es muy sacrificado. Pero él tiene claro que quiere intentar conseguir otra medalla en los próximos Juegos Olímpicos", apunta el entrenador.

Con sólo unos meses de entrenamiento, los hombros tocados, y los recientes Campeonatos de España como única competición este año, en Melbourne Deferr sólo participará en el salto, la prueba que le ha dado los mayores éxitos. Ha renunciado al suelo, su favorita, y a las otras dos que ya entrena con vistas al nuevo ciclo olímpico: paralelas y barra fija. "Con meterme en la final me conformo", aseguraba el gimnasta, sin rastro de la osadía de siempre, el sábado poco antes de los entrenamientos oficiales. De medallas no quiere oír hablar.

Aunque no está entre los grandes favoritos, si alguien puede ganar contra pronóstico es él. Como demostró en Atenas. "Gervi es Gervi, pero es muy difícil. El salto es una lotería", explica su entrenador. Una carrera de 25 metros y un salto que dura apenas tres segundos. Dos intentos diferentes. Si se descentra y cae fuera de las líneas marcadas, menos puntos; si da un paso para guardar el equilibrio, también.

A favor del gimnasta español de origen argentino juega el código de puntuación, que tras el escándalo de los Juegos Olímpicos de Atenas ha sido prorrogado hasta el próximo año. Esto significa que sus dos saltos mantienen su valor (9,90 puntos de partida). En contra tiene que están todos los grandes rivales. La prórroga del código ha hecho que muchos gimnastas, al contrario de lo que ocurre en otros años post-olímpicos, se mantengan en activo. En Melbourne están ya el rumano Marian Dragulescu, el gemelo de Deferr, y el chino Xiaopeng Li.

A pesar de la presión, Gervi parece relajado. Tanto que el sábado parecía más preocupado por saber quiénes habían metido los goles del Madrid-Barça -él es madridista- que por traerse una medalla de Melbourne. Su entrenador coincide con él: "Lo más importante es que esté aquí, compitiendo".

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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