Ocaso de una de las mejores compañías del mundo

A mediados de los años 90 Varig figuraba entre las 20 mayores compañías aéreas del mundo y era una de las mejores en los baremos de puntualidad y de calidad en el servicio a bordo. Volaba a más de cien destinos domésticos y en el mundo, y sus tiendas y oficinas funcionaban casi como una extensión de las embajadas de Brasil.

A final de 2003 los tiempos ya eran otros: las deudas se acumulaban y el número de pasajeros transportados había caído. Pero aún así, Varig tenía 115 aviones que transportaban 11 millones de personas por año, y mantenía vuelos para 70 ciudades brasileñas y otras 24 en el exterior.

El miércoles nueve de noviembre, cuando logró zafarse del embargo de los acreedores, Varig tenía 78 aviones, de los cuales 15 estaban parados por falta de piezas. Y desde hace tiempo todo el combustible que consume tiene que pagarlo en 48 horas si quiere que le sirvan más.

Desde que entró en proceso judicial de reestructuración de sus deudas, Varig ha perdido al menos un 30% de sus pasajero. Las agencias de viaje evitan vender sus billetes por temor a una súbita suspensión de sus vuelos.