Un edificio de cinco plantas se derrumba en el centro de Lleida

Un edificio de cinco plantas en el número 33 de la calle de Cavallers, en el centro histórico de Lleida, se derrumbó ayer sin causar víctimas. El inmueble, de cuatro plantas más los bajos, estaba habitado, pero se dio la afortunada circunstancia de que ninguno de los pisos estaba ocupado en el momento en que se vino abajo. A la espera del informe técnico sobre las causas del derrumbe, la consejera de Interior de la Generalitat, Montserrat Tura, señaló que era un edificio antiguo con "problemas estructurales y con obras en los alrededores". El edificio colindante había sido derruido el pasado mes de abril y algunos vecinos del que cayó ayer habían denunciado la aparición de grietas en sus casas hace unos 10 días.

Sólo quedó en pie la fachada del inmueble, que se hundió a las 16.40. Minutos antes, una mujer que vivía en la última planta había salido de su casa. El resto de los vecinos no estaba.

En el piso de la primera planta vivían tres jóvenes y las tres se encontraban fuera. Tampoco estaba en su domicilio un matrimonio que vivía en la segunda, y lo mismo ocurrió con la pareja que residía en el tercer piso. Pese a ello, los perros proseguían rastreando en los escombros de la casa, cuya fachada corría peligro de caerse. "Se ha localizado a todas las personas empadronadas en la finca y ninguna de ellas estaba dentro, la única sorpresa sería si hubiera alguien ajeno al inmueble", señaló el alcalde de Lleida, Ángel Ros.

El edificio que se derrumbó ayer se encuentra en el casco histórico de Lleida, una zona con inmuebles antiguos que tienen frecuentes problemas estructurales, la misma circunstancia que se produjo en el hundimiento que costó la vida a cinco inmigrantes el pasado 15 de octubre en Piera (Barcelona).