Salir a flote

El triple cartel de la tercera noche del certamen itinerante Wintercase en Valencia quedó reducido a doble, a causa de una hepatitis A contraída en el seno de la expedición de los británicos Kaiser Chiefs, quienes tuvieron que suspender su gira sin tiempo para que la organización buscara sustitutos de garantías. Así las cosas, se encargaban de abrir el fuego Clovis, la única presencia estatal de la programación. La banda de Fino Oyonarte (ex Los Enemigos y productor de referencia en los últimos años) y la vocalista Cristina Plaza se lució en la defensa de un repertorio de rock con nervio, eminentemente melódico y de una versatilidad (estilística e idiomática, versión de Guided by Voices incluida) que contrasta con el casticismo de la antigua banda de Oyonarte. Su principal dificultad fueron las deficientes condiciones sonoras.

Más expectación levantaba, sin duda, la reunión tras más de una década de Brett Anderson y el guitarrista Bernard Butler, pareja responsable de los dos primeros álbumes de Suede. Pese a la innegable evidencia de que cualquier cara B de la mejor época de la banda supera a su reciente debut como The Tears (basta echar un vistazo a Sci- Fi Lullabies, de 1997), la actuación de estas dos figuras del pop británico ya venidas a menos resultó algo rutinaria, pero aceptablemente digna. Con Brett Anderson más cantante y menos gimnasta que en recientes visitas, y Butler permutando los arabescos de antaño por los punteos crispados, el tándem estuvo conciso en la exposición de una corpus musical que se limita a mantener abrillantada la misma coraza de hace años, aunque su fuero interno, inevitablemente, ya no bombee la misma sangre. Fue suficiente, en todo caso, para mantenerse momentáneamente a flote en el empeño (algo ilusorio) de desmentir los estragos del paso del tiempo.