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Reportaje:

Viaje de vuelta para Fraga

El ex presidente de la Xunta prepara su regreso a Madrid como senador

Xosé Hermida

Le gustaba reconocerse en la figura de un emigrante retornado, que en 1989 volvió a Galicia con la sensación, según dijo entonces, de que toda su carrera política había sido una simple preparación para presidir un día el Gobierno de su comunidad. Estaba dispuesto incluso, decía, a jubilarse como conserje del instituto de Vilalba, su pueblo natal. El pasado 19 de junio, los gallegos se pasaron a la izquierda, enviaron a Manuel Fraga, que el próximo día 23 cumple 83 años, a los bancos de la oposición, y en el PP gallego se desenfundaron las dagas para la batalla sucesoria. Si la persona que asuma el liderazgo del partido, a partir del próximo enero, no le indica lo contrario, Fraga tiene previsto regresar a Madrid, 16 años después, para ocupar un escaño en el Senado.

Vive en un ático que da a una calle llena de locales de copas, y se ha quejado de que no le dejan dormir

Con ese sentido marcial de la disciplina que siempre le ha caracterizado, Fraga repite desde hace tiempo: "Haré lo que me diga mi sucesor". Así lo corroboran también sus colaboradores y la mayoría de los dirigentes del partido. Pero el ex presidente de la Xunta ha deslizado más de una vez que preferiría dejar atrás el ruido de la política gallega para refugiarse en el Senado.

Fraga sabe que su presencia podría resultar incómoda para la persona que le suceda a partir de enero. Y en la dirección del partido también creen que su alejamiento sería lo mejor para no condicionar al futuro líder que deberá erigir la alternativa al Gobierno de socialistas y nacionalistas. En Madrid le esperan dos de sus hijas que, según relatan dirigentes del PP gallego, llevan desde las elecciones del pasado junio tratando de convencerle para que se vaya con ellas.

Fraga está pasando por el duro trance de adaptarse a un nuevo modo de vida, con el vacío que deja el abandono del poder. Ya no hay lugar a las agendas extenuantes que él mismo se imponía, convencido de que era un hombre dominado por el síndrome del ciclista: "Si me paro, me caigo". Su nueva jornada laboral es mucho más liviana y tediosa. Entre las nueve de la mañana y las dos de la tarde, trabaja en su despacho del Parlamento. Después de comer, se retira al piso que ha alquilado en el casco histórico de Santiago de Compostela, donde, según sus colaboradores, pasa la tarde descansando y escribiendo el que será el tercer tomo de sus memorias.

Ha reconocido públicamente que se siente fatigado y que ha tardado en recuperarse del golpe que sufrió a principios de octubre, tras caerse durante un almuerzo multitudinario al que asistía el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Tampoco parece muy feliz en su nuevo domicilio. "Es ínfimo y ruidoso", afirmó recientemente en una entrevista con El Correo Gallego. El ex presidente sólo tiene una vivienda en propiedad en Galicia, su chalé de veraneo en Perbes (A Coruña), distante unos 100 kilómetros de Santiago, sede del Parlamento y del Gobierno. Por eso prefirió vivir de alquiler en la zona monumental de Compostela, en un ático próximo a la catedral. El edificio, uno de los pocos del casco histórico que disponen de ascensor, da a una calle repleta de locales de copas, y en más de una ocasión Fraga se ha quejado a sus colaboradores de que el barullo no le deja dormir.

En su partido el ambiente tampoco es muy saludable. Pese a que la dirección nacional hubiese preferido convocarlo antes, Fraga sugirió que el congreso de su sucesión se celebrase en enero. Todavía quedan dos meses por delante, la batalla se está encarnizando y en Internet echan chispas los foros creados por militantes del PP, con agrias discusiones sobre el futuro del partido en Galicia. El de Fraga, salvo un imprevisto cambio en las circunstancias políticas, estará en la plaza de la Marina Española de Madrid, en el palacio del Senado.

Manuel Fraga, en su despacho de presidente de la Xunta de Galicia el pasado agosto.
Manuel Fraga, en su despacho de presidente de la Xunta de Galicia el pasado agosto.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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