El hombre sensato
Tres partidos le han bastado a Jose Manuel Calderón para llamar la atención en el universo NBA. Ha sido llegar y besar el santo y, según cuentan, la afición de Toronto ya le reclama como base titular, lo que hay que poner en su justa medida pues se supone que los seguidores de los Raptors andan a la búsqueda de un mesías que les saque de la mediocridad y se abrazarían a cualquier novedad interesante, como lo es sin duda el base español.
Siendo siempre una incógnita la adaptación a un mundo tan diferente como es aquél, no debe extrañar la rapidísima puesta en candelero del ex jugador del Tau, pues aporta por encima de las otras muchas virtudes que atesora una que en los últimos tiempos de la NBA no abunda en demasía. La sensatez. Calderón es sobre todo un hombre y un deportista sensato, y sobre esta impagable cualidad está construyendo una extraordinaria carrera.
Sin grandes aspavientos, sin ninguna salida de tono, Calderón es todo un ejemplo de cómo ir subiendo peldaños sin perder un ápice de normalidad. Desde su época de formación en Alicante y Fuenlabrada, su explosión en el Tau y ahora en sus primeros pasos en la mejor Liga del mundo, ha ido asimilando su rápida ascensión con una tranquilidad pasmosa. Su valor como jugador ha crecido temporada tras temporada, y su valía como personaje también, al encajarlo todo sin descarrilar, sin ofrecer ningún destello de divo, ni merma alguna en el placer que le produce el jugar a baloncesto.
Esta circunstancia conduce a cierta perplejidad, porque por un lado ha ido alcanzando objetivos cada vez más exclusivos y, sin embargo, su comportamiento en la cancha siempre ha sido, por intensidad, concentración, entusiasmo e inquebrantable ánimo, el que se le supone a un meritorio. En su paso por la modesta LEB hace años, o ahora en un equipo profesional de la rutilante NBA, Calderón no ha dejado nunca de jugar con la misma cara de niño con zapatos nuevos, de entender el baloncesto como un deporte colectivo, de ser más feliz dando que recibiendo. ¡Cómo no van a estar entusiasmados en Toronto! Y también lo estarían en Chicago, o en Los Ángeles.
En una NBA que desde hace años sufre la avalancha de jugadores demasiado jóvenes y sin formar, más dados al lucimiento físico que a la solidaridad, infinitamente más musculosos que racionales, la sensatez de Calderón es un bien extremadamente preciado para cualquiera que no se deje deslumbrar por una acrobacia aérea o un mate estratosférico. Produce hasta sonrisa leer las declaraciones de sus compañeros, flipados por su generosidad y sentido de equipo, síntomas inequívocos de estas características, que deberían ser implícitas en cualquier jugador y que , escasean más que el agua en el desierto.
Lejos de allí, seguro que Gasol vigila con detenimiento a su compañero de selección. Además de su talento, se observan otras similitudes entre ambos, como su inteligencia al elegir momento y equipo ideal para dar el salto. Convertido Pau en una de las fuerzas de la Liga, Calderón tiene un referente claro para poder fijar objetivos y plazos. Siendo un hombre tan sensato, seguro que sabrá sacar provecho.
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