Guti dedica el triunfo a Sacchi y a Di Stéfano
El jugador ironiza sobre las críticas de los dirigentes y Luxemburgo destaca que son líderes
Guti es un hombre peculiar. Hasta que no se quedó sin opciones, su entrenador, Vanderlei Luxemburgo, no ha contado con él como titular. Sin embargo entre ambos se tejen lazos de complicidad. Ayer, cuando Mejía selló el partido, en lugar de celebrar el gol con sus compañeros, lo primero que hizo el tercer capitán madridista fue correr al banquillo para abrazarse con el técnico. A Luxemburgo le dedicó Guti el triunfo íntimo. Fue una forma de apoyarle en el momento en que se rebajaba la presión sufrida durante la semana. Pero ésa no fue toda la munición que tenía Guti preparada. Cuando el árbitro pitó el final acudió al micrófono de Onda Cero para mandar dos balas: "Dedico este triunfo a Sacchi y Di Stéfano".
Guti respondió así a las declaraciones del director de fútbol, Arrigo Sacchi, y el presidente de honor, Alfredo Di Stéfano, a lo largo de la semana. Tras la derrota de Riazor (1-3) el miércoles, Di Stéfano declaró que la plantilla estaba conformada por jugadores "intrusos" que no habían demostrado compromiso con el escudo: "Hay que meter más la pierna". Por su parte, Sacchi aseguró en la prensa italiana que el Madrid, en este momento, no tiene plantilla para competir contra equipos como el Juventus o el Milan.
Sacchi bajó ayer al vestuario muy contento tras el partido. Iba caminando por los estrechos pasillos del campo cuando alguien le preguntó si sabía lo que había dicho Guti. "No", respondió, sonriente, el técnico. Cuando se lo comunicaron mantuvo la sonrisa congelada mientras se retorcía la pantalla de la oreja izquierda con nerviosismo: "Muy bien, muy bien".
Cuando Guti salió de la ducha se aproximó a las cámaras con una sonrisa pícara y una glosa. "Di Stéfano y Sacchi son dos personas entrañables", explicó, "les he dedicado el gol de corazón. Di Stéfano es un tipo excepcional y a Sacchi también le queremos mucho".
De esta manera terminó la semana más crítica en la historia de Luxemburgo en el Madrid. Hasta ayer, desde el club se habían extendido los rumores que lo situaban en el paro, reemplazado por entrenadores como Valdano o Capello. Ayer, los pasillos de la parte vieja del campo de Heliópolis asistieron a una de esas súbitas resurrecciones futbolísticas. El presidente, Florentino Pérez, se encontró frente a frente con el entrenador y le regaló una de sus sonrisas paternales. Estrechó su mano y ambos se congratularon por el resultado.
"Hoy me iría contento incluso si perdíamos", dijo Luxemburgo; "porque hemos demostrado carácter. Hemos jugado con personalidad. Gente como Sergio Ramos, por su espíritu competitivo, es un ejemplo a seguir. Hoy teníamos que ganar jugando como fuera y lo hemos hecho. Ese es el estilo del Madrid. Nunca me he visto fuera del club y hoy somos líderes". "Ha sido una semana difícil, pero así es el fútbol", apuntó el técnico del Madrid; "éste es un club en el que todas las semanas se crea una polémica por algo. Yo no seré quien alimente más polémicas ahora".
Lorenzo Serra Ferrer, el técnico del Betis, consideró que el Madrid hizo muchos menos méritos que su equipo. ""Nosotros hemos sido los protagonistas cerca del área", explicó. "Yo no he visto que ellos hayan creado ocasiones: un disparo fuera del área, que fue el primero gol, y un cabezazo, que fue el segundo. Nosotros cabeceamos muchísimos balones como ésos y no marcamos. El año pasado teníamos una suerte de cara a puerta que este año no hemos tenido".
El canterano Mejía, que siempre fue central, es de la preferencia de Luxemburgo por encima de Pavón. Desde hace dos semanas Luxemburgo proyectaba ponerle como centrocampista. El día que el Madrid recibió al Rosenborg estuvo a punto de situarle en el medio campo. Lo hizo ayer. Y Mejía saltó al campo resuelto a meter un gol. Un gol es la mejor manera de que algún club se fije en él y le permita jugar con continuidad a partir del próximo mercado futbolístico, en enero. Obsesionado con la idea de marcar, Mejía entró al campo como un tiro: le dio la pelota a Pablo García, el uruguayo pasó a Guti y éste centró desde la izquierda. Para entonces Mejía se había desmarcado y entraba a rematar al punto de penalti, como el 'nueve' que falta. Cabeceó con la sutileza de los maestros del género: al segundo palo, sin fulminar al meta. Engañándolo.
"Me encontré con el portero según salía y rematé con mucha suerte", dijo, con modestia mal disimulada. "Tengo que estar preparado para este tipo de cosas. Si me dan 10 minutos tengo que salir a tope para aprovecharlos. Sea en el puesto que sea".
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