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Entrevista:FÚTBOL | Reflexiones del jugador más viejo de la historia de la Liga

"Mi verdadero trabajo es atender a mis cinco hijos"

Singular como es, Amedeo Carboni es de los pocos futbolistas profesionales a los que le aburre jugar al golf, pero le divierte, en cambio,dar una conferencia ante 800 ejecutivos de una entidad bancaria sobre lo que es para él un líder. Ha alcanzado un estatus por el que se pasea por las calles de la ciudad a lomos de una motocicleta pese a estar prohibido por las normas del club. Y, tras jugar el domingo pasado en el Bernabéu, el lateral izquierdo italiano del Valencia se ha convertido en el más viejo que ha participado en la Liga, con 41 años, seis meses y 17 días, superando al ex deportivista Donato. Pero Carboni no quiere homenajes, sino jugar. Y se enfada si se queda fuera de una convocatoria, de ahí su alegría ayer al entrar en la lista de Quique ante el Racing.

"Los médicos se sorprenden porque los huesos, los músculos y el ácido láctico no están tan desgastados como deberían a mi edad
"Fue sencillo ganar en el Bernabéu. Pocas veces he visto al Madrid tan mal, les hicimos un rondo. El traspaso de Makelele les ha hecho mucho daño"

Pregunta. ¿De dónde saca la energía?

Respuesta. Primero, porque soy muy positivo: dentro de lo malo, siempre hay algo bueno; segundo, por mi condición física, que es genética; tercero, los compañeros, que te ayudan mucho; y cuarto, por la ciudad, que me encanta. Partiendo siempre de que la familia esté bien. Si no, todo se derrumba.

P. ¿Toma algún revitalizante?

R. Al contrario, me gusta comer bien y de todo: hasta un kilo de helado. Tomo un café los días de partido y una copa de vino en las comidas y en las cenas.

P. ¿Qué hay de genético?

R. Los médicos se sorprenden porque los huesos, músculos y ácido láctico no están tan desgastados como deberían a mi edad. Mi padre, de 84 años, nunca ha jugado al fútbol. Fue ganadero y ahora cultiva un huerto impresionante. Mi madre, de 77, ha sido ama de casa. Eso sí, son muy activos.

P. Y cuando vuelve a casa, tiene a cinco hijos esperándole.

R. Ése es el verdadero trabajo, atenderles, hacer los deberes y jugar con ellos porque tengo tiempo libre por la tarde. Tengo una protesta contra el colegio: mis cuatro hijas, de 6 a 13 años, tienen deberes escritos toda la tarde y sólo las veo a la hora de comer. Mi hijo Marco, de ocho meses, se despierta por las noches, es el amo de la casa y las niñas lo tratan como un juguete.

P. ¿Se enfada cuando no entra en las convocatorias?

R. Sí, pero por respeto al club no lo demuestro. Debería tener más minutos para cuando me necesiten. Nadie debería estar dos meses sin jugar. Es una falta de respeto. Pero tengo que entrar en casa con buen humor aunque me pese.

P. ¿Cómo se vio en ese cuarto de hora en el Bernabéu?

R. Frío como el hielo porque entré sin calentar, no estaba previsto, pero se lesionó Moretti. Aunque en un partido tan importante uno se calienta sin correr. Fue sencillo porque no sufrimos, pocas veces he visto al Madrid tan mal. Sin ideas, casi les hicimos un rondo. Nunca había visto eso en el Bernabéu. El traspaso de Makelele les ha hecho mucho daño y lo saben.

P. ¿Se ve como titular?

R. Sí, pero otro no me ve [en alusión al técnico]. Con la experiencia, me puedo dosificar. Nunca he sido un Angloma o un Miguel, pero sí un defensor bueno y un atacante normal.

P. Vicente le echa de menos.

R. Sabe que le guardo la espalda y así no se cansa.

P. ¿Por qué silba cuando juega?

R. Los que somos de pueblo solemos silbar bien y fuerte. Lo hago para que sepan dónde estoy.

P. ¿Le asusta dejar el fútbol?

R. No, tengo muchas cosas previstas y muy diversificadas. No quiero hablar de ellas porque sigo pensando que puedo jugar.

P. ¿Jugará como aficionado cuando se retire?

R. No, porque no soy nada metódico. Paso en un instante de ser tranquilo a cabrearme a muerte. Se ve en el campo: de un defensa riguroso a pelearme con quien sea.

P. ¿Teme un ataque de corazón?

R. Lo tengo demasiado grande, pero no moriré en el campo.

P. ¿Qué opina de las acusaciones de dopaje de Ferruccio Mazzola al Inter de Helenio Herrera?

R. Les doy crédito porque habla desde dentro y dice que él ha tomado. Es una realidad y un problema serio. Cuanto más se hable, mejor. Ahora el futbolista pregunta siempre qué toma. Yo, como tengo médicos en la familia de mi mujer, he sabido lo que tomaba. No me gustan los medicamentos.

P. ¿Qué sueño le queda?

R. Volver a jugar la Champions y ganarla. Es una espina clavada, aunque igual mañana no puedo con las botas y digo adiós.

P. ¿Los mejores momentos?

R. Los días después de haber ganado algo. Me levantaba tan contento al ver a la gente feliz.

P. ¿Un partido?

R. Muchos en los que defendí muy bien mi zona. Los delanteros que me han hecho sufrir son desconocidos porque entré al campo como un chulo. Ante los buenos, estuve muy concentrado. Yo pienso: 'no soy mejor que tú, pero tú no me vas a ganar'. Para no ser vencido, soy capaz de levantar todo.

P. ¿Un entrenador?

R. Sería fácil decir Benítez porque ganamos mucho, pero es verdad que es un verdadero psicólogo, que es lo más importante. Trabaja mucho la mente, lo mismo que Mourinho: su Chelsea es muy fuerte de cabeza, frío, al contrario lo deja agotado. Es un rodillo. Me recuerda a aquel Valencia.

P. Pero Abelda y Baraja se alegraron de la marcha de Benítez.

R. A lo mejor ahora volverían atrás: ojalá pudiéramos empezar otra vez. Esta plantilla tiene un hambre enorme por volver a ser como fue y ésa es la mejor medicina para el nuevo entrenador.

P. ¿En qué consistía esa fortaleza mental?

R. Con Benítez, menos Cañizares y yo (porque Fabio estaba lesionado), nadie se sentía titular. Ante el Sevilla en el Pizjuán, el día que ganamos la segunda Liga, Baraja y Aimar fueron suplentes.

P. ¿Qué pasó el curso pasado?

R. Teníamos la mejor plantilla, pero pasaron muchas cosas.

P. Usted tenía una buena relación con Ranieri.

R. Tenía. No me habla porque piensa que dije algo en una entrevista que no dije.

P. ¿Fue todo culpa de Ranieri?

R. No, nosotros nos creímos los mejores y el entrenador nos dejó demasiado sueltos.

P. ¿Cómo juega el Valencia?

R. Sólo hemos jugado bien ante el Madrid y el Barça. Y es porque los grandes dejan jugar más y tenemos muy buenos futbolistas. Pero creo que deberíamos actuar con la defensa más adelantada, en el campo del rival.

P. ¿Qué le pareció el Barça?

R. Le puede pasar lo que a nosotros el año pasado: pensar mucho en la Champions y poco en la Liga, es involuntario. Si vienes de ganar la Liga, te sientes más fuerte de lo que eres y el rival te castiga.

P. ¿Qué piensa de la politización del fútbol?

R. El fútbol les gusta a los políticos. Giulio Andreotti, 50 años en el Parlamento italiano e hincha del Roma, cuenta cómo le prometió a la madre de Falcao que conocería al Papa si fichaba por el Roma en vez del Milan. Coincidí en junio con Andreotti en la boda de Totti y se acordaba de mi etapa en el Roma [donde estuvo ocho años].

P. ¿No es una pena que Totti se haya quedado en el Roma?

R. Sí, porque podía ser un Balón de Oro, sería el sustituto natural de Zidane, que no está bien y el Madrid lo nota.

P. ¿Ha leído su libro de bromas?

R. Sí, ha sido listo porque querían tomarle el pelo y él se ha reído de sí mismo. Es un chico sencillo, normal, nacido en un barrio popular de Roma y hay mucha gente mala que ha querido hacerle daño.

Carboni, en un momento de la entrevista.
Carboni, en un momento de la entrevista.JOSÉ JORDÁN

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