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Reportaje:FÚTBOL | Novena jornada de Liga

"Se entendían sin hablar"

Ex compañeros de Bianchi y Riquelme en Boca Juniors recuerdan la especial complicidad entre técnico y jugador, hoy rivales en el Calderón

Juan Morenilla

Carlos Bianchi y Román Riquelme se conocieron en 1998. El técnico acababa de fichar por el Boca Juniors tras ser destituido por el Roma en su primera experiencia europea. El centrocampista, entonces de 20 años, buscaba su sitio en el equipo tras debutar dos cursos antes. Bianchi regresaba a Argentina horrorizado del juego italiano. Riquelme era el mayor de nueve hermanos en una familia humilde. Cada uno encontró en el otro lo que necesitaba. Bianchi, al jugador ideal sobre el que construir su equipo. Riquelme, al técnico que le enseñaría todo. Juntos ganaron dos Ligas Apertura (1998 y 2000), una Clausura (1999), dos Libertadores (2000 y 2001) y una Intercontinental (2000, al Madrid) en cuatro temporadas. Hoy se reencuentran en el Calderón, pero como rivales, como entrenador del Atlético, uno, y jugador del Villarreal, el otro.

"A Román le decía 'haced lo que sabés' y con eso alcanzaba para ganar", cuenta Fagiani

La admiración es mutua. "Es un placer verle jugar. Ve jugadas tres tiempos antes que los demás. No vino al Atlético por mantener su palabra. Eso demuestra su hombría", afirma Bianchi, de 56 años.

"Ha sido el mejor entrenador que he tenido nunca. Será muy extraño verle en el banco contrario. Le quiero mucho. Me enseñó muchas cosas dentro de la cancha y más fuera, que es lo más importante. De verdad le voy a estar agradecido siempre", responde Riquelme, de 27.

¿Cómo fue su relación? "Era algo especial. Existía una complicidad diferente entre ellos. Carlos ha hecho crecer a Román como futbolista, le dio la confianza que necesitaba. Bianchi le entendía muy bien porque es un técnico que busca la simplicidad. Juntos tenían mucho poder", explica César Osvaldo Leche La Paglia, de 26 años, centrocampista de Boca entre 1998 y 2002 y ahora en el Tenerife. "Román tenía total libertad y los demás teníamos que buscarle. Él deslumbraba, el resto acompañábamos", añade el argentino. La Paglia coincide en el equipo isleño con Daniel Fagiani, que compartió vestuario con Bianchi y Riquelme antes de pasar por el Atlético y el Numancia. "La de ellos dos es una de esas conexiones en el fútbol en las que no hacen falta las palabras. Se entendían sin hablar. Carlos no es de charlas aburridas, va directo al jugador. A Riquelme le decía 'haced lo que sabés', y con eso alcanzaba para ganar. No hablaban mucho de fútbol, ni todos los días, ni se gastaban bromas. Simplemente, Bianchi sabía lo que Riquelme podía darle y Román lo que el entrenador quería. Ahora está demostrando que es un jugador imprescindible, y Bianchi es uno de los entrenadores más inteligentes que hay. A Román supo llevarlo como nadie", recuerda Fagiani.

El delantero Guillermo Barros Schelotto, que a los 32 años juega en Boca en una segunda etapa, tras pasar por el Villarreal, apunta otra clave en su relación: "Fue Bianchi quien le situó en la demarcación en la que ha triunfado. Antes jugaba más de volante por la derecha, más atrasado que de enganche y cerca de la banda. Bianchi llegó, le puso de 10, le dio enseguida la titularidad y Riquelme explotó". Las estadísticas lo confirman. El jugador no marcó ni un gol en los 19 partidos que jugó la temporada anterior a la llegada de Bianchi. Con el virrey, duplicó su número de encuentros (37) y logró 10 tantos. "El mensaje de Bianchi era que nos aprovecháramos de la calidad de Román para el pase. Es un entrenador muy permisivo de media cancha hacia delante. Con los jugadores tiene una complicidad muy grande. Con Riquelme era más fuerte aún. La gente se dará cuenta cuando vuelva a verlos juntos", añade Schelotto.

Como el delantero, también Sebastián Battaglia ha regresado a La Bombonera después de pasar por el Villarreal. Es otro de los que añoran la época dorada de Bianchi y Riquelme, con los que convivió tres años. "Teníamos un grupo espectacular, con Román como organizador. Bianchi le daba las indicaciones de cómo tenía que jugar el equipo. Y a nosotros nos decía que le diéramos el balón. Román estaba siempre bien posicionado, era una descarga para el juego. Con Bianchi desarrolló su mejor fútbol. Su relación fue muy importante para los dos, una especie de simbiosis", explica Battaglia.

Técnico y jugador serán hoy rivales, pero Riquelme anhela regresar a su lado: "No pierdo la esperanza de que algún día Carlos me vuelva a entrenar".

Bianchi, en un entrenamiento del Atlético; a la derecha, Riquelme celebra un gol con el Villarreal.
Bianchi, en un entrenamiento del Atlético; a la derecha, Riquelme celebra un gol con el Villarreal.AP / ÁNGEL SÁNCHEZ

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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