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Reportaje:FÚTBOL | Undécima jornada de Liga

Los intocables de Espárrago

El Cádiz camina firme con siete novatos en la máxima categoría en su fijo 'once' titular

Armando; Varela, De Quintana, Paz, Raúl López; Suárez, Fleurquin, Enrique, Sesma; Pavoni y Oli. Los intocables de Víctor Espárrago, el once de Chapín, el equipo titular que sostiene al Cádiz tras más de un decenio oscuro. La misma alineación que logró el ascenso a Primera en junio, en Jerez, llega en octubre a Madrid a plantarle cara al Atlético. Siete novatos en la categoría más la experiencia de Varela, Suárez, Oli y De Quintana. "El equipo está más suelto y los resultados están llegando. Estamos cómodos en la nueva categoría", comenta el defensa central.

No hay quien baje del burro al técnico uruguayo. Tan sólo la lesión de Abraham Paz o la marcha de Oli a Colombia para la adopción de una niña, Sol, le obligaron a modificar sus planes ante el Celta y el Espanyol. Los ocho fichajes veraniegos han dado contra un muro. Alguno, como Bertrán, aún no ha sido ni convocado.

Las ideas de Espárrago no alteran la armonía en el vestuario. El interior Enrique, por ejemplo, ha relegado al internacional charrúa Estoyanoff. ¿Mal rollo? Ni mucho menos. El autor del gol de la victoria sobre el Athletic no dudó en buscar a su máximo rival en la alineación para celebrar su estreno goleador en la élite: "Tenemos muy buena relación y creí oportuno dedicárselo a él".

Enrique ha debutado en la máxima categoría con 28 años. Un decenio antes, los ligamentos de una de sus rodillas se despedazaron. Jugó en el Algeciras, el Maracena, el Motril y hasta hace 18 meses en el Cacereño, de Segunda B. Ahora es el amo de la banda derecha de este sorprendente Cádiz e incluso suena para la selección española. Espárrago dice que aprende cada día. Hasta a dejarse caer al menor contacto con el defensa, lo que no gusta al entrenador.

La mitad del equipo que se enfrentará esta noche al Atlético tiene una historia en común aún más lejana que la cita de Chapín: el ascenso de Segunda B a Segunda en junio de 2003. Armando, Varela, Paz, Suárez y Pavoni formaban parte del grupo que logró sacar al equipo de la división de bronce sobre la hierba artificial del estadio Guedes, de Las Palmas. Aquel día, con el equipo a más de 1.000 kilómetros, 10.000 aficionados llenaron el Carranza para ver el partido en una pantalla gigante.

El italo-argentino Pavoni llegó a Cádiz avalado por ser uno de los fijos de José Pékerman en las categorías inferiores de la selección albiceleste. Su padre fue un central afamado en Argentina en los años 70. Fue internacional a las órdenes de César Luis Menotti en el torneo juvenil de la ciudad francesa de Toulon en 1975, conquistado por su cuadro con gol de Valdano. También participó en la Copa América de ese mismo año. Su hijo, 24 años después, también participó en el mismo campeonato francés de promesas. Estuvo a punto de marcharse del Cádiz tras el ascenso a Segunda por divergencias en su renovación. Idolatrado por la afición, es ese tipo de jugador especial que marca diferencias con el balón en los pies.

La Tacita de Plata está enfebrecida con su equipo. Han sido 12 años sin fútbol de Primera. El estadio rebosa cada vez que hay un partido. El club ha tenido que crear un servicio de asiento libre por el que el socio que no pueda asistir al encuentro ceda su localidad a otro seguidor que no sea abonado. Localidades libres quedan las mínimas para las necesidades del club rival. El pasado domingo, los aficionados disfrutaron de la primera victoria en casa de la temporada. Fiesta en amarillo para 20.000 personas. Desde los despachos se insiste en minimizar la euforia. "Esto acaba de empezar y en dos partidos podemos estar abajo", se advierte. La permanencia sería un éxito. Otra hazaña más de Espárrago, el uruguayo que hace casi 20 años mantuvo al Cádiz más jornadas con positivos que con negativos. Otra gesta más de sus once intocables, el once de Chapín.

Oli canta, entusiasmado, un gol.
Oli canta, entusiasmado, un gol.EFE

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