ETA coloca bombas en cuatro juzgados de Euskadi y Navarra
Los artefactos contenían cada uno entre medio kilo y un kilo de cloratita
ETA hizo estallar de forma escalonada, a lo largo de la madrugada y la mañana de ayer, cuatro bombas en otros tantos juzgados ubicados en cada una de las tres provincias vascas y en Navarra. Berriozar, Ordizia, Amurrio y Gernika fueron el escenario de estos ataques etarras que sólo causaron daños materiales, pero que señala a la Administración de justicia pocas semanas antes de la celebración del juicio contra dirigentes de Batasuna.
Los atentados se sucedieron programados milimétricamente y de forma escalonada a lo largo de la noche, en sedes judiciales seleccionadas en cada una de las provincias vascas y en Navarra. Todas las bombas contenían entre medio y un kilo de cloratita, según precisaron los investigadores, y originaron daños materiales de diversa cuantía según los casos, aunque sin producir heridos.
La primera de las explosiones en cadena fue en la localidad navarra de Berriozar, situada a cinco kilómetros de Pamplona. A las 2.10 de la mañana estalló una fiambrera colocada, según un testigo ocular, en el alféizar de una ventana del juzgado, situado en la calle de Recalde de esta localidad, y causó destrozos en la fachada, mobiliario interior, documentación y equipos informáticos. El atentado obligó al desalojo temporal de numerosos vecinos y provocó el cierre de una escuela infantil de 0 a 3 años con 80 alumnos.
Sólo veinte minutos después, a las 2.30 de la mañana, se producía la segunda deflagración en la puerta de entrada del juzgado de paz de la localidad guipuzcoana de Ordizia, ubicado en la plaza Domingo Unanue. La explosión reventó la puerta y los cristales del centro y causó daños materiales considerables.
El juzgado de la localidad alavesa de Amurrio fue el objetivo del tercer atentado. Este se produjo a las 7.40. Situado en la calle de Elexondo, la bomba estalló ante la fachada del edificio donde se encuentra la sede judicial y produjo también graves desperfectos.
El edificio que acoge los dos juzgados de Gernika en Vizcaya fue el último objetivo. Pero en esta ocasión, los etarras hicieron una llamada al diario Gara anunciando la colocación de una bomba en la papelera situada en el cruce de las calles de Adolfo Urioste y de Allende Salazar de esta villa. La policía autonómica acordonó la zona tras haberla localizado antes de que explosionara, lo que ocurrió a las 8.40. El Ayuntamiento de Gernika denunció que la bomba se encontraba justo a la entrada de unas escuelas públicas y la vicelehendakari, Idoia Zanarruzabeitia, precisó que la Ertzaintza apenas llegó a disponer de diez minutos para desalojar el edificio.
Esta cadena de atentados que sitúa a la Administración de justicia en el punto de mira de la banda, se produce pocas semanas antes de que en la Audiencia Nacional comiencen los juicios contra las organizaciones políticas de la izquierda abertzale en los que están procesados medio centenar de dirigentes radicales.
Independencia judicial
Las condenas por los atentados se sucedieron, así como el pronunciamiento unánime en favor de la independencia judicial de todos estamentos de la Justicia, y las tres asociaciones de jueces. El Consejo General del Poder Judicial advirtió de que estos atentados "de naturaleza fascistoide", aunque sean de baja intensidad, "no van a poner en quiebra ni van a hacer peligrar, bajo ningún concepto, la independencia del poder judicial ni su tranquilidad a la hora de trabajar".
Precisamente ayer, antes de perpetrar estos atentados contra el estamento judicial, la banda se atribuía en un comunicado en Gara y Berria tres acciones dirigidas contra empresas que representan distintos frentes sobre los que mantiene viva su amenaza y persecución: una empresa que imprime medios de comunicación; otra empresa que no ha pagado el impuesto revolucionario y, finalmente, los lanzagranadas contra el ejército el día 12 de octubre en Zaragoza que ni siquiera llegaron a explotar.
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