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Crónica:FÚTBOL | Octava jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un Athletic hipnotizado

Un brioso Cádiz gana a un apático y desganado equipo bilbaíno

El Athletic tiene mucho de que preocuparse después del partido en Cádiz. Más allá del juego mediocre, Mendilíbar tiene otro problema. La desidia y desgana de algunos de sus jugadores es evidente. En los peores momentos del encuentro, nadie del equipo, incluido el entrenador, fue capaz de pegar un grito y sacar al conjunto de la profunda hipnosis. El envite físico propuesto por el Cádiz resultó decisivo para vislumbrar un ganador desde el minuto uno.

El argumento del equipo local no varía. Juega en un campo estrechito, aprieta arriba sin reservas y a esperar que el rival tenga el más mínimo despiste. El depósito da de sobras para cubrir los noventa minutos a toda pastilla. A partir de ahí se construye todo. Rechaces, segundas oportunidades, balones divididos. Toda esa basura, a veces insignificante, el Cádiz la recicla y la convierte en metal precioso. No es un equipo hecho para virguerías y Espárrago ha modelado su plantilla bajo esa premisa. Los gaditanos salieron mordiendo y se fueron a casa con ganas de dar más bocados. Todo un universo de distancia con el Athletic.

CÁDIZ 1 - ATHLETIC 0

Cádiz: Armando; Varela, De Quintana, Paz, Raúl López, Suárez (Bezares, m. 77), Fleurquin, Enrique (Estoyanof, m. 73), Sesma, Pavoni y Oli (Benjamín, m. 79).

Athletic: Aranzubia; Expósito, Murillo, Luis Prieto, Casas (Lacruz, m. 46), Orbaiz, Gurpegi, Iraola, Yeste, Etxebarria (Urzaiz, m. 46) y Javi González (Tiko, m. 73).

Goles: 1-0. M. 13: Enrique.

Arbitro: Mejía Dávila. Tarjeta amarilla a Oli y a Benjamín.

Unos 21.500 espectadores en el Carranza.

El primer boquete lo encontró Enrique en el pasillo de Casas. Una avenida sin tráfico por el que el Cádiz creo sus primeras ocasiones. Tampoco se las veía más felices Expósito con Sesma. Cuando no es Pavoni el que les asiste, aparece Oli. El delantero asturiano se ha convertido con los años en algo más que un martillo pilón dentro del área. Sin un centro del campo demasiado creativo, Espárrago confía en el punta para que baje al centro del campo, tense el arco, bajando la pelota a la hierba, para que en ese momento salgan como flechas tanto Enrique como Pavoni. Así llegó el gol.

Del Athletic no había noticias. Sólo las faltas de Yeste y los remates de Gurpegui. Etxeberría deambulaba en el centro del ataque incómodo. Llevaba un traje que no es el suyo. Su desborde, velocidad y llegadas desde atrás se pierden rodeado de tanto central. Los retazos de calidad de Iraola sacaron de la modorra a los bilbaínos. Intentaba hacer daño pero Javi González, Yeste y Etxeberría eran tres esculturas expuestas en la media luna.

Mendilibar reaccionó en la caseta. Casas a la ducha y Urzaiz al campo. Los vizcaínos ganaron contundencia por arriba y los diez primeros minutos del segundo tiempo tuvieron otra pinta. Yeste aterrizó, al fin, en el partido. De Quintana tuvo que salvar bajo la línea el balón tras un mal rechace de Armando. Espárrago encontró remedio al efecto Urzaiz y pegó a Fleurquin a su morro para ganarle los balones aéreos. Con cinco atrás y sólo un medio centro, Oli fue otra vez ese organizador improvisado que volvió a sacarse de la manga Espárrago. La pelota otra vez cayó en poder del Cádiz y se sucedieron las ocasiones para los andaluces. Tan a gusto se sintieron los amarillos que la alegría les hizo perder en ocasiones la posición.

Abraham Paz golpea el balón ante Echeverria.
Abraham Paz golpea el balón ante Echeverria.EFE

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