El salto de la pulga
La progresión de Messi sorprende incluso a sus propios compañeros
En las divisiones inferiores del Barcelona nadie dudaba de que Lionel Messi llegaría al primer equipo. En la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) tampoco y, además, se daba por hecho que el futbolista de Rosario llegaría a jugar con la absoluta tarde o temprano, especialmente después de su impresionante paso por la Sub 20 albiceleste, con la que se proclamó campeón del mundo y mejor jugador el pasado verano.
Ocurrió que la pulga, como se le conoce en el vestuario del Camp Nou, dio un salto tan grande que a todos cuantos le rodeaban les rompió los esquemas. Incluso en casa: "Los acontecimientos nos han desbordado. Lo que esperábamos con una perspectiva de dos años ha sucedido en los últimos seis meses", reconoce Jorge, su padre. "Yo no sé qué le han dado de comer este verano, pero el año pasado no estaba así. ¡Está impresionante!", le reverencia Xavi, que sin embargo reconoce: "Era evidente que Leo tenía cosas de crack, pero no esperaba que explotara tan pronto". Ronaldinho se posiciona al lado del volante azulgrana a la hora de enjuiciar la sorpresa que le genera la progesión del pibe en el transcurso de los últimos seis meses: "La diferencia la marcan los detalles y él ha mejorado en muchas cosas", asevera el delantero brasileño, que añade: "Sabía que era muy bueno, pero nos ha soprendido un poco a todos su espectacular inicio de temporada".
Bien visto, parece que el juego de Messi haya servido en no pocos momentos como despertador para el equipo azulgrana, y muy especialmente para el crack brasileño, a quien tener al lado a un tipo con el desparpajo juvenil y el talento innato del jugador argentino parece obligarle a echar mano de su chistera de mago y mantener así la jerarquía en el escalafón de talentos. Al brasileño le gusta mezclar con el argentino, y entre el 10 y el 30 suman un gran caudal de juego ofensivo.
Por ejemplo, contra Osasuna, antes del inicio de la segunda parte "se me acercó Ronie", cuenta Messi "y me dijo que teníamos que marcar pronto, que era muy importante o se nos complicaría el partido". Obendiente, tan pronto pitó el árbitro, Messi se fue como una bala a por la portería de Ricardo y forzó un saque de esquina. Lo sacó Ronaldinho y lo remató Eto'o para conseguir el 1-0. Luego, el brasileño se inventó un pase con la espalda que Giuly aprovechó para marcar el tercer gol a Osasuna. La intención de Ronaldinho era distinta: "Quería dársela a Messi, pero me salió mal y se aprovechó Giuly", confesó Ronaldinho. "Noto que me cuidan en el campo", reconoce Messi. "Es nuestra obligación. Tiene 18 años, no podemos olvidar ese detalle", insiste Márquez. "Sólo tiene 18 años", recuerda siempre que puede Oleguer.
Esa sensanción de majestuosa juventud se tiene muy presente en los despachos, y en especial en el del responsable de la cantera, José Ramón Alexanko, que pide tranquilidad: "Hay que ser cautos. Está jugando de manera sobresaliente, pero ¿cuantos partidos ha jugado?".
La respuesta remite a 114 minutos en Liga y apenas 177 en la Champions. El caso es que la calidad supera con creces a la cantidad. Para Alexanko, una de las razones del demoledor inicio de campeonato de Messi puede obedecer a su paso por el Mundial: "Físicamente está muy fino y eso, para un jugador con su explosividad en el regate, se nota". Él, como todo el fútbol base, "no esperaba tal rendimiento a estas alturas de temporada". Frank Rijkaard tampoco: "Sabíamos que sería importante, pero no que lo fuera tan pronto". No en vano, cuando el entrenador decidió alinearlo con motivo del torneo Joan Gamper contra el Juventus, lo hizo a sabiendas de que el jugador no podría empezar el campeonato por problemas federativos: "Pensamos en darle un caramelo. Maldita la hora, ¡la que nos lió!", reconocen en el club. Messi deslumbró aquella noche y delante no tenía precisamente a una defensa cualquiera. Inmutable, se coló entre Zebina, Canavaro, Pessotto o Vieira, hombres curtidos, como un cuchillo corta la mantequilla. "Préstame a ese diablo", le pidió Fabio Capello a Rijkaard en el descanso.
A ellos les pasó lo mismo que a José Peckerman, seleccionador nacional de Argentina: sabían de su talento, pero no que explotaría a los 18 años. "Le subíamos con cuidado, para que no reventara, pasito a pasito, y fue y se saltó todos los escalones" explica el argentino. Ahora, a ver quién es el guapo que le quita de la lista para el Mundial de Alemania, señalado como está por del dedo de Diego Armando Maradona como la razón que le llevó a pisar la cancha de River Plate a un tipo tan de Boca como es Diego: "Por ver jugar a Messi voy donde haga falta. Hasta la cancha de los gallinas, si es necesario". Palabra de Dios.
A Messi se le quiere ver jugar en el Bernabéu y ver de lo que es capaz en un clásico. Y él, encantado. "Yo siempre salgo igual; a mi la presión no me afecta", comenta. ¿Será otro Figo para Roberto Carlos? Quién sabe. Para el 19 de noviembre queda mucho, pero ayer quedó descartado Belletti, quien tras las pruebas a las que fue sometido, será baja mes y medio por una rotura parcial de los isquiotibiales. Deco, que también se retiró del partido ante Osasuna por una elongación en los adductores, estará ausente un mes, pero se espera que llegue a tiempo para visitar al Madrid.
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