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Crónica:FÚTBOL | Copa de la UEFA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Moscú ve al mejor Espanyol

Tamudo y De la Peña doblegan con suficiencia al Lokomotiv

Jordi Quixano

El Espanyol se sacudió de encima los complejos y el ambiente turbio del vestuario que le sonrojan en la Liga e inició con brillantez su andadura en la segunda fase de la Copa de la UEFA. Se impuso al Lokomotiv, teórico rival directo de la liguilla que, simplón y físico, no sólo no mordió, sino que ni tan siquiera enseñó los dientes. Fue un buen inicio europeo del Espanyol, que se encomendó a De la Peña y reencontró a su ariete salvador, Tamudo, que marcó su primer tanto de la actual temporada.

El Lokomotiv, a base de presionar en campo propio, desplegó un juego rudo, tosco y directo. Buscando siempre la velocidad de Lebedenko y la habilidad de Izmailov, los medios centro físicos Lima y Bikey acapararon un protagonismo excesivo para mover el balón con suficiencia. Fue lo contrario que el Espanyol que ayer tocó el balón con facilidad. Corrió la pelota y no los jugadores. La mejor noticia para un equipo que llegaba a Moscú con más dudas y más males que otra cosa. Pareció ponerse de acuerdo con la sentencia de Bill Shankly -"la pelota no se cansa nunca"-, entrenador del Liverpool en los sesenta y principios de los setenta.

LOKOMOTIV MOSCÚ 0 - ESPANYOL 1

Lokomotiv: Ovchinnikov; Bugaev (Ruopolo, m. 68), Sennikov, Asatiani, Pashinin, Gurenko; Izmailov, Lima, Bikey, Bilyaletdinov; y Lebedenko.

Espanyol: Gorka; Zabaleta, Lopo, Jarque, Pochettino, David García (Moisés Hurtado, m. 78); Ito, Fredson (Costa, m. 66); Luis García (Corominas, m. 70), De la Peña; y Tamudo.

Gol: 0-1. M. 53. Tamudo aprovecha un pase al hueco de Zabaleta.

Árbitro: Junas Eriksson (Suecia). Amonestó a Izmailov y Bugaev.

13.718 espectadores en estadio Lokomotiv.

El Espanyol funcionó, en parte, porque Miguel Ángel Lotina volvió a confiar en el equipo base del curso pasado. Así, los refuerzos Riera, Jofre, Juanfran y Costa vieron el partido desde el banquillo. Armando Sá ni siquiera viajó. Con Ito como pivote defensivo, acompañado por la fuerza y potencia de Fredson, el Espanyol recordó a ese conjunto que mima al balón y trata de jugar con buen gusto. El mayor beneficiado: De la Peña, que se adueñó del centro del campo.

Cabeza arriba y bola a Lo Pelat. Ésa es la consigna del Espanyol. No es un jugador polivalente. Ni quiere serlo. Pero el Espanyol, cada vez más, es De la Peña, que ayer jugó escorado a la izquierda. No crea una jugada ofensiva si el balón no pasa por las botas del cántabro. Algo posible ayer porque su marcador no le seguía cuando daba un par de pasos atrás y otros tantos hacia el interior. No logró, sin embargo, ese pase decisivo, esa asistencia resolutiva. Pero sí apareció Tamudo, que, oportunista, aprovechó un pase al hueco de Zabaleta para batir al portero y sellar la victoria.

La esencia blanquiazul de antaño apareció en Rusia. Y funcionó. Queda ratificar las sensaciones europeas en la Liga.

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