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EL ENREDO
Columna
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El-Yeorbú habla con Dios

DE ENTRE TODOS los miles de millones de personas que hay en la Tierra, Dios tenía que hablar con George W. Bush. Qué mala suerte. Siempre ha pasado esto con los extraterrestres: conocen nuestro planeta muy en general, lógicamente, y cuando llegan aquí o quieren ponerse en contacto con nosotros, preguntan por el jefe, que no necesariamente es lo mejor que tenemos. Hay que ponerse en el lugar de Dios, también. Por más omnipresente, omnipotente y omnitodo que sea, descender a los detalles no es lo suyo. Eres Dios, pero tienes cuatro datos: Via Láctea, sistema solar, Tierra, primera potencia mundial, EE UU, Bush.

-Presidente, le llama Dios.

-¿Y qué quiere?

-Que combata el terrorismo en Afganistán, que EE UU invada Irak y la paz en Oriente Próximo.

De entre todos los millones de personas que hay en la Tierra, Dios tenía que hablar con George W. Bush. ¡Qué mala suerte!

-Dile que a lo primero y lo segundo, sí. Lo otro, ya veremos.

-Escúchame bien, hijo. Soy Dios, que he interceptado la comunicación. Por algo soy Dios, como mi propio nombre indica.

-Lo que usted diga.

-Irás en busca de Tony Blair, viajarás a las Azores, y anunciarás la invasión de Irak.

-¿Puede venir Ánsar?

-Venga, vale. Pero ni uno más.

¿De dónde sacaría Dios que había que invadir Irak? Nos quejamos de los servicios de inteligencia, nos quejamos de la CIA, pero Dios en persona también creyó que en Irak había armas de destrucción masiva. Y se lo dijo a Bush. De aquí se derivan responsabilidades, también. Pero quién pide la dimisión de Dios. Si para que dimita un ministro hay que hacer siete huelgas generales, qué habría que hacer para que dimitiera Dios. En España decimos: aquí no dimite ni dios. En el cielo dicen: aquí se dimite menos que en España.

Menos mal que estas historias sobre conversaciones con Dios y mandatos divinos las cuenta George W. Bush, vestido con traje occidental y hablando inglés. Si se llamara El-Yeorbú y vistiera chilaba andaríamos todos sobrecogidos de saber que estamos en manos de un loco que desata guerras porque se lo ordena Dios. Habría reportajes curiosos en las televisiones: "El líder fundamentalista El-Yeorbú dice que va a la guerra porque Alá se lo ordena. Observen su mirada perdida, con la expresión vacía de los locos, como si acabara de ver el precio de la gasolina".

La oposición preguntaría a ZP en el Parlamento: "¿Cree el señor presidente que con personajes como El-Yeorbú, fanático que cree hablar en nombre de Dios, es posible esa alianza de civilizaciones? ¿Qué nos propone el señor Zapatero? ¿Una alianza de comunicaciones, una cumbre mundial telepática para que cada loco vaya con su tema?". Una pregunta tonta: ¿por qué el Vaticano no protesta ante la trivialización de Dios que hace George W. Bush?

En todo caso, si Dios se aburre, cosa comprensible en la eternidad, por más que esté abonado a Digital+, que no hable con Bush. Que llame a Hablar por hablar, como todo el mundo. "Hola, soy Dios y quería saber qué es eso de lestatú". Uf, eso sí que no. Ese pollo no hay Dios que lo entienda.

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