Eto'o protagoniza una hora para el recuerdo
Samuel Eto'o cogió el balón con las manos, lo besó y se lo entregó a Ronaldinho para que tirara el penati que el árbitro le había pitado a Molina por derribar a Deco. Un gesto que tenía una especial significado porque el sábado pasado, justamente una semana antes, Camerún había quedado fuera del Mundial de 2006 después de que Womé fallara un lanzamiento desde los once metros en una decisión comprometedora para el azulgrana porque no se sabe muy bien por qué declinó la responsabilidad.
Lo cierto es que Eto'o se reconcilió con el fútbol con una actuación memorable. Por espacio de una hora, el camerunés mezcló con Ronaldinho y Deco, igualmente desequilibrantes en Riazor, y completó una actuación sublime. Jugó bien como extremo derecho, por el flanco izquierdo, en calidad de delantero centro y como volante ofensivo. Atacó y defendió; se ofreció, pasó y combinó; remató, regateó y tiró paredes, y, además, después de una con Deco, marcó un gol excelente, el séptimo en su cuenta en las siete jornadas que se llevan disputadas. El camerunés fue igualmente decisivo en el segundo gol, materializado por Ronaldinho. El brasileño se adornó con una acción maravillosa: paró el balón, regateó a Manuel Pablo con el tobillo y cruzó la pelota sobre la salida del meta en una acción que evocó a la cola de vaca con la que Romario quebró a Alkorta ante el Madrid y también a la jugada que el propio Ronaldinho protagonizó ante el Chelsea en Stamford Bridge.
Eto'o se repuso así de su fracaso con Camerún. Ya lo había advertido el pasado lunes: "Hermano, la vida sigue y ya sólo pienso en el partido de A Coruña". Y también lo intuía Frank Rijkaard antes de recibirle en sus mullidos brazos: "Si me necesita, me encontrará, pero, conociéndole, seguro que lo supera". Y en los estudios de Antena 3, en el programa de Andreu Buenafuente, le prometió al Neng de Castefa que celebraría el gol en Riazor moviendo los brazos a la manera en que él los mueve al bailar. Eto'o cumplió todas sus promesas y siguió su promedio de gol por partido. "Espectacular. No puedo decir más", concluyó Txiki Begiristain en su análisis sobre Eto'o. La función del camerunés se acabó con un remate al palo.
Deco sorprendió tras el partido. Se le preguntó por las razones de la evidente mejora en su juego y del conjunto en general: "Aquí, se podía jugar al fútbol. El césped del Camp Nou es una vergüenza", proclamó. Para nosotros, es importante jugar en un campo bueno, sobre un césped en condiciones".
El Barça lleva ya diez goles recibidos cuando en toda la pasada Liga soportó 29. Ha pasado de un promedio de 0,3 a 1,4 concedidos por partido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.