Los secretos del éxito

PARA CARLOS Céster, responsable de la firma Glossa, el secreto del éxito está en la calidad. Y en eso coincide con Albert Recasens, su colega en Lauda. Céster lleva en esto desde la fundación del sello en 1992, Recasens es casi un recién llegado, pero los dos están de acuerdo en que "hay que buscar la perfección". Para Céster, "si quieres vender lo mismo de hace tres años has de trabajar el triple", lo que significa que, en efecto, la industria está en dificultades porque lo está el propio soporte discográfico: "Arrastrados por la crisis del pop llegamos a que sólo fabricar sea ya un problema". "Sólo subsistirán unos pocos", dice Céster, "los que se den cuenta de que es necesario no quedarse dentro, ir a una distribución mundial". Ser ambiciosos, pues, dentro de las limitaciones positivas de un género que se vende bien, que ha conseguido hacerse con una porción de mercado muy interesante. Tanto Céster como Recasens están de acuerdo en dónde se encuentran los mejores mercados: Francia, Bélgica, Holanda, Reino Unido y, luego, España y Japón. Recasens es decididamente optimista: "Dentro de nada seremos un país de primera fila a la hora de generar contenidos. Empezamos a ser un referente y lo seremos del todo cuando tengamos detrás de nosotros la tradición que otros tienen, dentro de quince años". Al principio le asustaban -"vas a perder dinero, seguro"- pero hoy cree de verdad que hay un mercado. Un intérprete, Juan Carlos Asensio, ve en el canto gregoriano algo muy distinto de lo que fue el boom discotequero de los setenta y los ochenta: "Tiene más caminos, se extiende hasta el siglo XVI y ahí hay que buscar ahora". También se felicita de las facilidades que da la Iglesia para hurgar en sus archivos: "Tiene tal conciencia de que hace falta investigar sus fondos que el último congreso de archiveros y bibliotecarios eclesiásticos se ha dedicado a la música". Otras estrategias intentan reunir todos los aspectos de la creación y la difusión. Para Llorenç Caballero, de Tritó, "se trata de trabajar en conjunto". "Somos editores fonográficos y de partituras. Una cosa y otra, si se toman independientemente, suelen ser deficitarias pero, juntas, son rentables. Al final resulta que la suma de vender pocos discos de un autor, más unas pocas partituras suyas, más unos cuantos conciertos con su obra, acaba dando un resultado más que aceptable".