Vargas Llosa conquista el teatro con sus autores preferidos
El escritor abre la temporada literaria con una lectura dramatizada
Mario Vargas Llosa estaba algo tenso y advirtió a los espectadores que llenaron ayer el teatro Romea de Barcelona de cualquier posible catástrofe. "Afortunadamente, estoy con Aitana Sánchez-Gijón, que tiene mucha experiencia para que ponga las cosas en orden si me entra un ataque de pánico escénico y quedo fulminado", afirmó el escritor minutos antes de iniciar la lectura dramatizada de La verdad de las mentiras, que parte del libro del mismo título.
Y sí, estuvo un poco nervioso al principio, pero se recuperó rápido y ni siquiera algunas inoportunas toses o el chaparrón que retumbó en el Romea le apartaron de su historia. Bajo la dirección de Joan Ollé, Vargas Llosa y Sánchez-Gijón se repartieron los papeles. Él contaba y ella leía, y en algunos de los relatos ambos interpretaban los diálogos.
El montaje, austero: una tarima, una pantalla en la que se proyectaban fragmentos de los textos elegidos, dos butacas, dos atriles, breves cortinas musicales (de Toti Soler) y ellos dos.
La lectura se inició con el capítulo de la segunda parte del Quijote, en el que Cervantes narra la llegada del caballero y de Sancho Panza a Barcelona y su encuentro con los bandoleros de Roque Guinart. Ello le permitió abordar uno de sus temas favoritos: cómo se introduce un personaje real (Roque) en un texto de ficción. Siguieron El mono, de Isak Dinesen; Una rosa para Emily, de William Faulkner; El infierno tan temido, de Juan Carlos Onetti, y El Aleph, de Jorge Luis Borges, la única narración en que escritor y actriz compartieron el mismo libro.
Vargas hizo el papel de Vargas. En algunas ocasiones contó con palabras propias los textos de los autores; en otras, se convirtió en narrador; y en algunas, pocas, entró en comentarios literarios. Buscó la complicidad del público y la consiguió.
"Ha sido una excursión por algunos de los mundos de mentira de los grandes fantaseadores de la literatura". Con estas palabras concluyó Vargas la función. Fue aplaudido repetidamente.
Por uno de esos milagros del Año del Libro y la Lectura; la temporada literaria se ha abierto, en esta ocasión, en el teatro. Todo el mundo de las letras estuvo en el Romea. Escritores como Eduardo Mendoza, Sealtiel Alatriste, Bryce Echenique, Félix de Azúa, Xavier Rubert de Ventós, Cristina Fernández Cubas, Carme Riera, Pedro Zarraluki, Jordi Soler, Ignacio Martínez de Pisón, por citar sólo a algunos. Beatriz de Moura, Antonio López Lamadrid, Gonzalo Pontón, Juan González, Joan Tarrida, Emiliano Martínez, Jorge Herralde, entre los editores. Y Carmen Balcells, como siempre, vestida de blanco marfil.
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