La plaza desierta
El Ayuntamiento de Pamplona negocia retirar 850.000 adoquines de piedra del recinto de Baluarte para hacerlo transitable
Sus 850.000 adoquines de piedra portuguesa la convirtieron en una plaza desierta y polémica, aunque muy premiada. La apertura de un gran centro comercial de El Corte Inglés, prevista para la segunda quincena del mes de octubre, la puede transformar por completo. Es la plaza del palacio de congresos y auditorio de Pamplona, Baluarte, un espacio de 10.500 metros cuadrados enclavado en un punto privilegiado de la capital navarra, pero cuyo tortuoso diseño la ha convertido en un espacio vacío e intransitable.
Lo que las quejas ciudadanas no han logrado desde su inauguración, en octubre de 2003, lo puede conseguir el centro comercial que abrirá sus puertas enfrente del auditorio y palacio de congresos. El Ayuntamiento de Pamplona quiere ahora retirar todo el adoquín para hacer utilizable la plaza y Baluarte quiere remodelar el recinto abriendo un negocio hostelero permanente que atraiga al público.
El piso irregular de la plaza es un tormento para los viandantes
El diseño que el arquitecto Patxi Mangado (Estella, 1957) dio a la plaza de Baluarte fue uno de los aspectos valorados por el jurado del concurso que le adjudicó el proyecto. El edificio en forma de L abrazaba una plaza rectangular libre de obstáculos que miraba al centro de la ciudad. El pasado año Baluarte recibió, ex aequo con la Intermodal de Zaragoza, el premio FAD de arquitectura. El jurado se refirió a la plaza exterior como "contrapunto" a los espacios de la Pamplona medieval. Sin embargo, los ciudadanos constataron pronto que, debido a las irregularidades y tosquedad del adoquín, caminar por ella era en realidad una tortura, cuando no un reto imposible para las personas mayores, los niños o los minusválidos. La plaza ha permanecido desierta desde entonces. Su escasa iluminación, destinada a mejorar la visión nocturna del complejo creado por Mangado, acabó por dotarle de un aura de tenebrosidad que invita a no cruzarla.
El propio Ayuntamiento de Pamplona se negó a recibir las obras hasta que no se adecuasen caminos de losa. Era noviembre de 2003. Tras un año de espera, en 2004, la sociedad pública Baluarte, gestora de la infraestructura, pagó 200.000 euros para crear una red mínima de aceras de losa que permitiesen transitar. Mangado diseñó los cambios, pero la plaza seguía vacía.
Sin embargo, de la noche a la mañana algo ha cambiado en la zona. Y ese algo es El Corte Inglés, que mira directamente a la plaza. Coincidiendo con su próxima apertura, el concejal delegado de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona, Juan Luis Sánchez de Muniáin (UPN), ha reconocido que negocian con el Gobierno navarro, propietario de la plaza de Baluarte, la sustitución de todo el pavimento de adoquín por otro material. Baluarte a su vez, quiere ubicar en la plaza un servicio de restauración permanente que sea un foco de atracción ciudadana, para el que se requeriría cambiar la calificación del suelo. No se descarta levantar un edificio propio para el café-restaurante.
Algunos partidos consideran "vergonzosa" la actuación del Ayuntamiento de Pamplona por haber desoído las quejas anteriores de los ciudadanos y dar ahora una solución a la plaza porque viene El Corte Inglés.
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