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Cinco trabajadores ecuatorianos mueren al volcar el turismo en el que viajaban

El conductor, que resultó herido leve, dio positivo en la prueba de alcoholemiaLa Guardia Civil recogió a compañeros de los fallecidos para que identificaran los cadáveres

F. Javier Barroso
Colmenar Viejoen el tanatorio de Colmenar, al que acudieron bastantes compañeros y jefes de los fallecidos. Algunos familiares tuvieron que ser asistidos por psicólogos de la Cruz Roja, ya que sufrieron crisis nerviosas. "Eran unos trabajadores inmejorables. Trabajaban a un ritmo increíble y de buen agrado", señaló uno de los mandos de la UTE. Ésta tiene previsto hacerse cargo de todos los gastos del sepelio y repatriación de los cadáveres, según explicó uno de sus responsables. La mayoría de las familias tenían la intención de repatriar los cuerpos a sus países de origen. -

Cinco ecuatorianos, con edades comprendidas entre 25 y 36 años, murieron en la madrugada de ayer, después de que un monovolumen Opel Zafira se saliera de la vía y diera varias vueltas de campana, en la carretera M-607, en el desvío sur hacia Colmenar Viejo. Otros dos ocupantes, de unos 30 años, resultaron heridos muy graves, mientras que el conductor, de 22 años, sólo sufrió heridas de carácter leve. Éste dio positivo en la prueba de alcoholemia efectuada cuatro horas después de que se produjera el siniestro. Todos los implicados trabajaban en el túnel de San Pedro del futuro tren de alta velocidad Valladolid-Madrid.

Los ocho ocupantes del Opel Zafira azul, con matrícula de Barcelona, todos de origen ecuatoriano, salieron de trabajar a las siete de la tarde, tras una jornada de 12 horas. Pertenecían al turno 2 y llevaban seis días consecutivos trabajando, por lo que decidieron celebrar los tres días de libranza que tenían a partir de entonces. Los obreros optaron por ir a un restaurante asturiano del centro de Colmenar Viejo, donde cenaron. A la celebración se unieron otros empleados de la obra del túnel.

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Algunos compañeros de las víctimas decidieron marcharse antes (sobre las once y media de la noche del martes). Pero los ocupantes y el conductor del Zafira apuraron hasta pasada la medianoche. Pese a que el monovolumen sólo tiene siete plazas, decidieron subirse ocho al vehículo.

El accidente se produjo a las 0.36, en el kilómetro 30,700 de los carriles de entrada a la capital por la M-607. Una mezcla de exceso de velocidad, un despiste del conductor y una falta de reacción de éste se mezclaron en el brutal choque, según las primeras investigaciones de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.El monovolumen rompió un guardacarril en el vértice del desvío de entrada a Colmenar Viejo. A esa hora la visibilidad era total. No había arena en el arcén ni obstáculo alguno. El límite de velocidad en ese punto es de 100 kilómetros por hora.

A partir de entonces, el conductor perdió el control y el monovolumen comenzó a dar vueltas. Quedó el techo del vehículo y se resquebrajaron el parabrisas y la luna trasera. La caída se vio apoyada por la fuerte pendiente de la zona. El coche cruzó el carril de incorporación a la M-607 y subió un pequeño talud sobre el que asienta el carril-bus de esta vía. La fortuna hizo que no pasara ningún vehículo por ambas calzadas en esos momentos. Allí quedó boca arriba y ligeramente inclinado sobre una pequeña cuesta, tras recorrer unos 100 metros, según cálculos de la Guardia Civil.

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En su macabro recorrido, tres de los ochos ocupantes salieron despedidos del monovolumen. Esto les produjo la muerte prácticamente en el acto. La primera llamada de aviso se produjo a las 0.36 en el teléfono de Emergencias 112.

Cuando llegaron los bomberos de la Comunidad de Madrid, los cinco viajeros restantes se encontraban dentro del amasijo de hierros en que quedó convertido el vehículo. Dos ya habían fallecido.

Tres supervivientes

Entre los atrapados estaba el conductor, José Manuel P. M., de 22 años, que llevaba puesto el cinturón de seguridad. También había otros dos varones, de unos 30 años, con sendos traumatismos craneoencefálicos muy graves, además de fracturas y politraumatismos por todo el cuerpo.

Se trataba de César Oliveiro Moreta Cisneros, de 30 años, y Milton Fernando Lima Valencia, sin edad conocida. Ambos fueron trasladados en UVI móviles del Summa. El primero ingresó en el hospital La Paz, mientras el segundo lo hizo en el Ramón y Cajal, según una portavoz de Emergencias 112. Los médicos temían anoche por sus vidas, dada la gravedad de las lesiones.

"Dos de los tres heridos presentaban lesiones muy graves, como un traumatismo craneoencefálico y contusiones por todo el cuerpo", comentó la jefa de guardia del Summa, la médica Lourdes Martínez.

La identificación de los cadáveres resultó muy lenta, ya que algunas víctimas perdieron sus documentos de identidad. De hecho, los guardias civiles tuvieron que ir a las obras del túnel de San Pedro a recoger a algunos compañeros que identificaran en el mismo lugar del accidente a las víctimas. Fue la propia unión temporal de empresas (UTE) encargada de horadar los 8,9 kilómetros del subterráneo la que avisó a las familias y allegados de los fallecidos.

Éstos son Luis Alberto Chamba Tituana, de 25 años; César Augusto Ochoa Jaramillo, de 26; César Antonio Guarnizo Cortés, de 35; Luis Eladio Haro, de 36, y Ángel Esteban Reyes Amado, también de 36. Este último llevaba puesto el cinturón. Se da la coincidencia de que todos los trabajadores que perecieron habían sido contratados por la UTE el pasado mes de julio, mientras que los heridos pertenecían a una subcontrata de la obra.

Los bomberos de la Comunidad de Madrid tuvieron que colocar cojines neumáticos y calzas para asegurar el coche en el montículo en el que cayó, ante el riesgo de que se moviera. El rescate fue lento. El juez de guardia, el titular del Juzgado número 1 de Colmenar ordenó el traslado de los cadáveres al tanatorio cementerio de Santa Ana, en la localidad colmenareña, donde ayer les fueron practicadas las autopsias.

El carril de salida hacia la M-607 desde la zona sur de Colmenar permaneció cortado durante más de cuatro horas, hasta que los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil hicieron la inspección ocular de la zona.

El conductor y dueño del monovolumen fue trasladado al servicio de urgencias de La Paz para ser evaluado con mayor detenimiento. Los guardias civiles que se encargan de investigar el accidente le sometieron a la prueba de alcoholemia pasadas las cinco de la madrugada en el propio hospital La Paz.

En la primera toma arrojó un índice de 0,48 gramos de alcohol por litro de sangre. El límite legal para conducir vehículos está en 0,25. El segundo análisis dio un 0,44. Y eso que habían pasado más de cuatro horas desde que ocurrió el accidente, lo que indica, según fuentes de la Dirección General de Tráfico (DGT), que cuando comenzó a conducir tras cenar en Colmenar superaba los 1,5 gramos por litro de sangre. José Manuel P. M., de 22 años, explicó en la madrugada de ayer que no recordaba lo sucedido, según fuentes hospitalarias.

Las escenas de dolor se repitieron a lo largo de toda la mañana de ayer

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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